Comentario V domingo del Tiempo de cuaresma, ciclo "C"
A través de la historia, todas
las "religiones" han condenado a muerte al pecador en nombres de sus
"dioses". Todos somas pecadores y delante del Dios verdadero, no hay
diferencias entre un pecador u otro. "Si decimos que no tenemos pecado nos
engañamos y no somos sinceros". Esto ha quedado demostrado en la escena
que nos narra el Evangelio de hoy. Efectivamente, la ley de Moisés manda
"apedrear" a los adúlteros (no solo a las mujeres) (Ley. 20,10 y
Deut. 22, 22-24). Los escribas y fariseos quieren aplicar la ley condenando a
muerte a la mujer adúltera porque no la aman; ellos la "odian y la
desprecian" por haber pecado y quebrantado la "ley" porque
consideran a la ley más importante que a ella; Jesús, al contrario, la AMA y
porque la AMA siente "MISERICORDIA" ante ella porque para Jesús, las
leyes están al servicio del ser humano y no el ser humano al servicio de la
ley.
Ellos le lanzan una trampa: si la
condena se enfrenta a las autoridades romanas; si la perdona se oponía la
"ley de Moisés". Los acusadores actuaban como si ellos no fueran
también pecadores y ante su acoso se pone a escribir en el piso y les
interpela: "el que esté libre de pecado, que le lance la primera
piedra". Dice el evangelio de Juan que empezando por los más viejos, se fueron
retirando uno a uno hasta que El quedó solo con la mujer. El único que no tenía
pecado era Él y sin embargo ÉL NO LA CONDENA; sino que la deja libre del pecado
y la invita a comenzar una NUEVA VIDA. Como lo dice el Apóstol Pablo en 2da.
Lectura de hoy: "Olvido lo antiguo y me lanzo hacia adelante sin volver la
vista atrás en busca de lo nuevo que me ofrece Jesús".
Jesús representa al "Dios de la Vida" y no de la
muerte. "Él no quiere la muerte del pecador, sino que éste se convierta y
viva una VIDA NUEVA".
El vino para "hacer todas las cosas nuevas", a restaurar,
a corregir y a perdonar por su infinita MISERICORDIA. Amén
Pbro. Pablo Urquiaga.
Imagen de Cerezo Barredo
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