sábado, 25 de marzo de 2017

¡Iluminados por la LUZ DE CRISTO!


Comentario IV domingo del tiempo de cuaresma, Ciclo "A" 

YO soy la Luz del mundo; quien me sigue no andarás en tinieblas sino que tendrá la Luz de la Vida” (Jn. 8,12). El bautizado ha recibido la “LUZ DE CRISTO”; por eso  es un “iluminado” por la Gracias de Dios y capacitado para ver “más allá de las cosas terrenas” por la Fe en el Resucitado.

En la primera lectura de hoy se nos narra la elección de David, el más pequeño de los hijos de Jesé. El profeta Samuel se imagina que el elegido debe ser el mayor y más fuerte pero El Señor lo corrige: “No te fijes en las apariencia pues Dios mira el corazón”. David era el más pequeño e insignificante a los “ojos humanos” pero a los “ojos de Dios” era el elegido pues tenía un “corazón” como el de Dios. Era un “Buen pastor” (Salmo 23)


En el evangelio aparece Jesús curando a un “ciego de nacimiento”; le devuelve la vista física para que alcance por la FE la “visión espiritual”. A pesar de la evidencia, los sacerdotes y escribas se niegan a creer; a ellos se les puede aplicar el refrán: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Desprecian al pobre ciego acusándole de estar empotrado de pecado desde su nacimiento por haberles dicho la VERDAD y lo expulsan de la sinagoga pero Jesús luego se lo encuentra y le pide un testimonio de Fe y el que era ciego le dice: YO CREO y postrándose le adoró.


Los “ciegos espirituales” ya saben dónde deben ir para recuperar la “vista”; los que andan en tinieblas ya conocen al “iluminador de caminos” que los lleva a la Vida Eterna. Por eso hay “ciegos” que verán por la Fe y hay quienes creen ver y quedarán ciegos por su incredulidad. La “ceguera espiritual
” nos hace creer que vemos; por eso Jesús nos dice que como decimos que vemos; seguimos en nuestro pecado y no podemos ver su LUZ.

Pbro. Pablo Urquiaga.
Imagen de Cerezo Barredo




 



martes, 14 de marzo de 2017

En 3 minutos y medio: Así convenció Bergoglio al resto de cardenales


Cuarto aniversario del pontificado de Papa Francisco. La demostración, en la lectura del texto: “La dulce y confortadora alegría de Evangelizar”

dulce y confortadora alegría de evangelizar” es el texto que el arzobispo argentino, Jorge Mario Bergoglio leyó en el pre-cónclave ante el foro pleno de los 114 cardenales electores, el 9 de marzo de 2013, y difundido bajo autorización ya hace algún tiempo por el cardenal Jaime Ortega, presente en el Aula.
En el contexto de la Sede Vacante, las notas del cardenal Bergoglio, constituyen un documento histórico de lo que sucedió antes de la elección del primer pontífice del continente americano, jesuita, el primer Sucesor de Pedro no europeo tras 12 siglos.
Al intervenir en la penúltima Congregación general del Colegio Cardenalicio, anterior al cónclave, parecería que su discurso fue definitivo a la hora de tocar los corazones y las mentes de los purpurados que lo eligieron como nuevo obispo de Roma hace cuatro años.
Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de ‘la dulce y confortadora alegría de la evangelizar’”, escribió.
Según reconstrucciones periodísticas de las voces de varios cardenales, pues nadie tiene un diario completo de lo ocurrido, cada alto prelado tenía tres minutos y medio para opinar cómo debería ser el próximo pontífice.
La hoja manuscrita por el puño y letra del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio es la prueba del discurso que pronunció antes de entrar en la Capilla Sixtina para el cónclave del 12 de marzo 2013.
El documento original está conservado en la arquidiócesis de La Habana, Cuba, debido a que Francisco lo donó al entonces arzobispo de la ciudad, el cardenal Ortega.
El discurso es el siguiente: “Se hizo referencia a la evangelización. Es la razón de ser de la Iglesia. ‘La dulce y confortadora alegría de evangelizar’ (Pablo VI). Es el mismo Jesucristo quien, desde dentro, nos impulsa.
1.- Evangelizar supone celo apostólico. Evangelizar supone en la Iglesia la parresía de salir de sí misma. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.
2.- Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene autorreferencial y entonces se enferma (cfr. La mujer encorvada sobre sí misma del Evangelio). Los males que, a lo largo del tiempo, se dan en las instituciones eclesiales tienen raíz de autorreferencialidad, una suerte de narcisismo teológico. En el Apocalipsis Jesús dice que está a la puerta y llama. Evidentemente el texto se refiere a que golpea desde fuera la puerta para entrar… Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde dentro para que le dejemos salir. La Iglesia autorreferencial pretende a Jesucristo dentro de sí y no lo deja salir.
3.- La Iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree que tiene luz propia; deja de ser el mysterium lunae y da lugar a ese mal tan grave que es la mundanidad espiritual (Según De Lubac, el peor mal que puede sobrevenir a la Iglesia). Ese vivir para darse gloria los unos a otros. Simplificando; hay dos imágenes de Iglesia: la Iglesia evangelizadora que sale de sí; la Dei Verbum religiose audiens et fidenter proclamans, o la Iglesia mundana que vive en sí, de sí, para sí. Esto debe dar luz a los posibles cambios y reformas que haya que hacer para la salvación de las almas.
4.- Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de ‘la dulce y confortadora alegría de la evangelizar’”.
Cortesía de http://es.aleteia.org

El Papa en Santa Marta: El camino de conversión cuaresmal pide hacer el bien concretamente


“Convertirse no es ir donde una hada que con la varita mágica nos convierte” sino que se manifiesta en “cosas concretas”

(ZENIT- Ciudad del Vaticano, 14 Mar. 2017).- Alejarse del mal, aprender a hacer el bien y dejarse llevar adelante por el Señor es el camino de conversión cuaresmal. Lo indicó el papa Francisco en su homilía de la misa celebrada este martes en la Residencia Santa Marta. Y precisó que “Convertirse no es ir donde una hada que con la varita mágica nos convierte” sino que se manifiesta en “cosas concretas”.
Francisco reflexionó acerca de las palabras del profeta Isaías en la Primera Lectura del día. “Cada uno de nosotros, cada día, hace algo malo”, y por eso dijo es necesario “no acostumbrarse a vivir en medio de las cosas malas” y alejarse de lo que “envenena el alma” y la hace pequeña, y aprender a hacer el bien.
Y si bien reconoció que “no es fácil hacer el bien. Debemos aprenderlo siempre. Y Él nos enseña. Pero aprendan. Como los niños. En el camino de la vida, de la vida cristiana, se aprende todos los días. Se debe aprender todos los días a hacer algo, a ser mejores que el día anterior. Aprender.
“Alejarse del mal y aprender a hacer el bien: esta es la regla de la conversión, porque convertirse no es ir donde una hada que con la varita mágica nos convierte. ¡No! Es un camino”.
Por tanto es necesario coraje para alejarse y humildad para aprender a hacer el bien, que se ejerce con hechos concretos:
“Él, el Señor, aquí dice tres cosas concretas, aunque hay tantas otras: busquen la justicia, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan la causa de la viuda… Cosas concretas. Se aprende a hacer el bien con cosas concretas, no con palabras. Con hechos… Por esto Jesús, en el Evangelio que hemos escuchado, reprocha a esta clase dirigente del pueblo de Israel, porque “dicen y no hacen”, no conocen lo concreto. Y si no existe lo concreto, no puede existir la conversión”.
El Santo Padre exhortó: “Aléjense del mal, aprendan a hacer el bien. ‘Ánimo, levántate, ven, hablemos y sigamos adelante’. – ‘Pero, yo tengo tantos pecados’, – ‘No te preocupes. Si tus pecados fueran como escarlata, se volverían blancos como la nieve’.
Este es el camino de la conversión cuaresmal. Simple. Es un Padre que habla, es un Padre que nos quiere, nos quiere mucho. Y nos acompaña en este camino de conversión. Sólo nos pide que seamos humildes. Jesús les dice a los dirigentes: ‘El que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado’”, dijo.
El Señor es capaz de “hacer este milagro”, es decir, “cambiarnos”, no de un día para el otro, sino en el camino: “Es un Padre que habla, es un Padre que nos quiere, nos ama. Y nos acompaña en este camino de conversión. Sólo pide de nosotros que seamos humildes. Jesús dice a los dirigentes: “El que se ensalce, será humillado y el que se humille será ensalzado”.
El Obispo de Roma concluyó su homilía señalando cuál es “el camino de la conversión cuaresmal”: Alejarse del mal, aprender a hacer el bien, levantarse e ir con Él. Entonces todos nuestros pecados serán perdonados”.
Cortesía de https://es.zenit.org

sábado, 4 de marzo de 2017

¡La Resurrección de los “crucificados”!


Comentario I domingo del tiempo de cuaresma, Ciclo "A" 

La CUARESMA es un tiempo de “preparación y renovación” de nuestro compromiso Bautismal por medio del arrepentimiento sincero (de corazón) de nuestras “infidelidades”, a DIOS y a nuestros prójimos; tiempo de GRACIA; de CONVERSION y RECONCILIACION.
En éste primer domingo de CUARESMA, la liturgia de la Iglesia nos presenta a JESUS en el desierto, preparándose para la MISIÓN de anunciar el REINO DE SU PADRE a los habitantes de ésta tierra. Allí tiene que enfrentarse a su “adversario” que trata de desviarlo de esa Misión que el PADRE le ha encomendado. Al igual que Jesús, nos veremos sometidos a las “pruebas” (tentaciones) y para salir victoriosos de ellas, debemos acudir a la PALABRA DE DIOS a través de la ORACION asidua, rechazando la ambición de “poder”, placer desordenado, sensacionalismo y protagonismo; afán de lucro (codicia) y ambición por poseer “dinero” como fin último de nuestra vida. Ante estas tentaciones debemos responder como Jesús lo hizo: ¡“Adoraremos al Señor nuestro DIOS y a EL solo daremos culto y serviremos”!
¡Dichoso el que soporta la prueba y sale victorioso de ella; como JESÚS saldrá recompensado! Las tentaciones nos brindan la oportunidad de fortalecer nuestra FE (FIDELIDAD) en Dios, haciendo siempre su VOLUNTAD por encima de la nuestra.
Volvamos a Dios y al servicio de nuestro prójimo  y retomemos nuestro compromiso como Cristianos; eso es lo que significa CONVERSION; busquemos la fuerza de su Espíritu que nos acompañará con Jesús en éste “camino cuaresmal” que hoy estamos apenas comenzando. Hagamos de este tiempo una oportunidad de renovar nuestras vidas y nuestro compromiso misionero de “resucitar a los crucificados” de esta tierra. Amén

Pbro. Pablo Urquiaga.
Imagen de Cerezo Barredo





miércoles, 1 de marzo de 2017

Papa Francisco: Vive la Cuaresma con empeño porque nadie va al Paraíso en carroza


VATICANO, 01 Mar. 17 / 05:11 am (ACI).- El Papa Francisco dedicó la catequesis de la Audiencia General a la Cuaresma –que comienza hoy con el “Miércoles de Ceniza”– y subrayó que es un tiempo de esperanza que requiere empeño porque “nadie va al Paraíso en carroza”.
La Cuaresma es “un camino que verdad requiere empeño, como es justo que sea, porque el amor es comprometido, pero un camino lleno de esperanza” y “la dificultad de atravesar el desierto forja una esperanza fuerte”, dijo al recordar el paso del pueblo de Israel por el desierto.  
Francisco explicó que “Cristo nos precede con su Éxodo, y nosotros atravesamos el desierto gracias a Él y tras Él. Él es tentado por nosotros y ha vencido al Tentador por nosotros, pero también nosotros debemos con Él afrontar las tentaciones y superarlas”.
“Esto no quiere decir que Él ha hecho todo y nosotros no debemos hacer nada, que Él ha pasado a través de la cruz y que nosotros ‘vamos al paraíso en carroza’. No es así. Nuestra salvación es ciertamente don suyo y porque es una historia de amor requiere nuestro ‘sí’ y nuestra participación, como nos demuestra nuestra Madre María y después todos los santos”.
Sobre la Cuaresma, el Papa recordó que “fue instituida en la Iglesia como tiempo de preparación a la Pascua, por lo que todo el sentido de este periodo de 40 días toma luz del misterio pascual hacia el que está orientado”.
“Podemos imaginar al Señor Resucitado que nos llama a salir de nuestras tinieblas, y nosotros nos ponemos en camino hacia Él, que es la Luz”. No obstante, “la Cuaresma es un periodo de penitencia, también de mortificación, pero no como fin en sí mismo, sino que termina haciéndonos resurgir con Cristo, renovar nuestra identidad bautismal, es decir, renacer nuevamente ‘de lo alto’, del amor de Dios”.
“El punto de partida es la condición de esclavitud en Egipto, la opresión, los trabajos forzados, pero el Señor no ha olvidado a su pueblo y su promesa: llama a Moisés y, con brazo potente, hace salir a los israelitas de Egipto y los guía a través del desierto hacia la Tierra de la libertad”.
Francisco recordó que el pueblo de Israel permaneció 40 años en el desierto, “el tiempo de vida de una generación”. “Una generación que, de frente a las pruebas del camino, estuvo siempre tentada de querer volver a Egipto. Pero el Señor permanece fiel y esa pobre gente, guiada por Moisés, llega a la Tierra prometida”.
“Todo este camino es hecho en la esperanza: la esperanza de alcanzar la Tierra”, una “salida de la esclavitud a la libertad”, explicó.
“Cada paso, cada cansancio, cada prueba, cada caída, todo tiene solo sentido en el interior del diseño de salvación de Dios, que quiere para su pueblo la vida y no la muerte, la alegría y no el dolor”.
El Santo Padre manifestó que “para abrir esta vía, este paso, Jesús ha tenido que despojarse de su gloria, humillarse, hacerse obediente hasta la muerte y una muerte de cruz”. 
Cortesía de https://www.aciprensa.com