sábado, 10 de marzo de 2018

Campaña Compartir XXXVIII


Cáritas de Venezuela invita a restaurar la nutrición en el país a través de la Campaña Compartir 2018
El Departamento de Pastoral Social Cáritas Venezuela inicia este 14 de febrero de 2018, miércoles de ceniza, la 38º Campaña Compartir con el lema “Aportemos a la nutrición de nuestros niñas y niños”, en la que alude la labor que adelanta la organización en disminuir el problema de la desnutrición infantil en el país a través de los programas SAMAN y VIVEROS. Se trata de una invitación a recorrer la Cuaresma en clave solidaria, reconciliación, amor fraterno y cambio personal y social.
Por 3 años consecutivos Cáritas de Venezuela ofrece respuesta a las causas y problemas que están provocando la desnutrición en menores de 5 años de edad, madres lactantes y embarazadas en Venezuela, reclamando mayor acceso a los alimentos, una producción más sostenible y propuestas contra la pérdida y el desperdicio de alimentos.
Este año la campaña esta enfocada en solicitar contribuciones voluntarias para sostener el proyecto SAMAN, una labor de la Iglesia Católica venezolana que sistematiza el monitoreo de la situación sanitaria y nutricional para informar periódica y oportunamente sobre los grupos más vulnerables afectados por la crisis alimentaria y de salud, para continuar identificando casos urgentes.
Con el proyecto VIVERO, Cáritas de Venezuela mecaniza los requerimientos especiales para una atención personalizada y una protección privilegiada a los casos de niñas y niños con déficit nutricional hallados en pesquisas y evaluados en el proyecto SAMAN. VIVERO protege y vigila el restablecimiento nutricional de niños, embarazadas anémicas y lactantes con recursos de contribuyentes.
El propósito de la campaña es dar a conocer por 12 meses la situación de las niñas y niños en situación de déficit nutricional, así como la forma de apoyar en la ejecución de SAMAN y VIVERO para el apadrinamiento de los más vulnerables atendidos por Cáritas de Venezuela.
El enfoque más prioritario, en 2018, de Cáritas de Venezuela se centra en tres cuestiones para que los venezolanos ejerzan solidaridad inmediata: atender y brindar cuidados especiales a los niños evaluados en situación de déficit nutricional incorporados al VIVERO, promover la atención VIVERO como espacio de encuentro para el acompañamiento y la escucha y promover el desarrollo de habilidades de quienes conforman el VIVERO para administrar los derechos individuales y sociales de la población atendida.
La Campaña Compartir es un instrumento de reflexión presentado desde Cáritas de Venezuela a las parroquias, vicarías y colegios de la iglesia católica para ampliar su labor de sensibilización sobre la problemática de las personas que viven en situación de pobreza, exclusión, vulnerabilidad y hambre.
La Campaña compartir busca concientizar a la sociedad venezolana de la situación de pobreza en que vive un gran sector de la población y la necesidad de unificar esfuerzos para en un ambiente de reconciliación y de fraternidad, ayudar con un sentido de autentica caridad y justicia cristiana; y dentro de una amplia solidaridad a mitigar los múltiples problemas que sufre es pueblo venezolano.
Los objetivos de esta campaña son: promover la comunicación cristiana de bienes a todos los niveles, fomentar la reflexión y el diálogo sobre la situación de pobreza en que viven un gran sector del pueblo venezolano, difundir e informar sobre las actividades que desarrolla la iglesia a nivel nacional, enseñar la doctrina social de la Iglesia a todos los niveles.
La Campaña Compartir forma parte del Plan anual de trabajo aprobado en la Asamblea de la Conferencia Episcopal de Venezuela, realizada en enero de este año, como un proyecto que debe ser asumido por la Iglesia a nivel nacional involucrando a todas aquellas organizaciones que deseen participar en el desarrollo de la misma.

Prensa CEV
Fecha: 14 de febrero de 2018


“YO SOY LA LUZ DEL MUNDO”


Comentario domingo IV Domingo de Cuaresma Ciclo B

“Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas sino que tendrá la Luz de la Vida” (Jn. 8,12). “La condenación consiste en que la Luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas y rechazaron la Luz porque sus obras eran malas” (Jn. 3, 19)

Dios no condena a nadie; nosotros mismos nos condenamos al rechazarlo a EL, prefiriendo vivir en las tinieblas de nuestros pecados e ignorancias. Así le pasó al pueblo de Israel que nos narra hoy el libro de las Crónicas (1ra. Lectura). Dios les mandó PROFETAS (mensajeros)  a los líderes religiosos y políticos para que dejaran el mal camino y volvieran a ser fieles al Dios que les había liberado pero ellos no hicieron caso. Ellos se debilitaron y en eso apareció el enemigo (Los Caldeos) y arrasaron con el reino de Judá, destruyeron el templo y muchos fueron llevados como esclavos a Babilonia. Después de 70 años, terminando el tiempo de su “purificación”; los que se mantuvieron fieles a los mandatos de su Dios pudieron regresar a Jerusalén y restaurarlo.

Así también a nosotros nos está pasando lo mismo; preferimos seguir viviendo en las “tinieblas de la corrupción”, del matraqueo y de la explotación del “pobre por el pobre” (bachaquerismo), sufriendo las consecuencias de nuestros propios pecados: el hambre, la escases. La “hiperinflación” y la deportación (emigración) de la Patria. La desolación.

La CUARESMA es tiempo de CONVERSIÓN, de volver nuestra mirada a la LUZ DE CRISTO y contemplar su inmenso AMOR manifestado en la CRUZ DEL CALVARIO. “Tanto amó DIOS al mundo que envió a su Hijo único para que todo el que crea en el no perezca sino que tenga Vida Eterna” (Jn. 3,18). Él ha venido también para que aquellos que no pueden ver, VEAN y para los que dicen “ver”, se queden ciegos. (Jn. 9,39)

                                                                                                                                          Pbro. Pablo Urquiaga.

Imagen de Cerezo Barredo



miércoles, 7 de marzo de 2018

La Iglesia proclamará santo a Mons. Óscar Romero


La Iglesia Católica proclamará santo a Mons. Óscar Romero después de que el Papa Francisco firmara, este martes 6 de marzo, el decreto que reconoce el milagro atribuido a su intercesión.
El Arzobispo de San Salvador nació en la Ciudad de Barrios, El Salvador, el 15 de agosto de 1917 y murió mártir por odio a la fe en la capital del país el 24 de marzo de 1980 cuando fue baleado mientras celebraba la Misa en medio de una naciente guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno dictatorial de derecha.
Según las investigaciones, la autoría del asesinato apunta a un grupo de aniquilación vinculado a la dictadura militar, para la que la preocupación de Mons. Romero por los pobres lo hacía cercano a la guerrilla marxista, algo del todo falso.
Mons. Óscar Romero se ordenó sacerdote en Roma en el año 1942. Al año siguiente, de regreso en El Salvador, recibió el nombramiento como párroco del Anamorós, departamento de La Unión, y luego como párroco de Santo Domingo, en la Diócesis de San Miguel.
En 1974 fue nombrado Obispo de Santiago de María. Desde ese encargo pastoral emprendió una intensa labor en favor de los campesinos más pobres de la Diócesis, a los que visitaba con regularidad.
Fue precisamente durante ese ministerio cuando vivió el primer episodio dramático relacionado con el conflicto civil que comenzaba a fraguarse en el país: varios campesinos que regresaban de una celebración religiosa fueron asesinados por la Guardia Nacional.
El 8 de febrero de 1977 fue designado Arzobispo de San Salvador. La persecución, que incluían expulsiones y asesinatos, contra sacerdotes y laicos, le llevó a enfrentarse abiertamente con la dictadura, a la que responsabilizó de las muertes.
En sus diferentes homilías en la catedral, Mons. Romero no se cansó de denunciar los atentados contra los derechos humanos cometidos por el gobierno militar. Denunciado por algunos miembros de la Iglesia, Mons. Romero acudió a Roma, donde recibió el apoyo del Papa Pablo VI, por lo que se sintió respaldado en su defensa de los más débiles de El Salvador, oprimidos por el gobierno.
Posteriormente, también el Papa San Juan Pablo II respaldó su posición y le animó a continuar por la senda de la justicia y de la pacificación de El Salvador. El 24 de marzo de 1980 fue asesinado por un francotirador frente al altar donde celebraba Misa.
Cortesía de https://www.aciprensa.com

Las parroquias no deben cobrar por dedicar la Misa a un difunto, reclama el Papa

El Papa Francisco pidió que las parroquias no cobren por dedicar la Misa a un difunto concreto y pronunciar su nombre en el momento de la Oración Eucarística: “La Misa no se paga, la redención es gratuita. Si vosotros queréis ofrecer algo, está bien, pero la Misa no se paga”.
Durante la catequesis pronunciada en el Aula Pablo VI del Vaticano con motivo de la Audiencia General celebrada este miércoles 7 de marzo, el Santo Padre continuó con las enseñanzas sobre la Santa Misa, en esta ocasión, en concreto, sobre la Oración Eucarística.
El Pontífice recordó que la Oración Eucarística “se corresponde con lo que el mismo Jesús hizo en la mesa con los Apóstoles durante la última cena cuando dio gracias con el pan y, luego, con el cáliz del vino. Su acción de gracias revive en cada una de nuestras Eucaristías, asociándonos al sacrificio de salvación”.
“En esta solemne oración, la Iglesia expresa aquello que cumple cuando celebra la Eucaristía, y el motivo por el cual la celebra, es decir, hace comunión con Cristo verdaderamente presente en el pan y en el vino consagrados”.
Francisco detalló las diferentes fórmulas de la Oración Eucarística. Señaló que “el Prefacio es una acción de gracias por los dones de Dios, en particular por el envío de su Hijo como Salvador”.
A continuación, está “la invocación del Espíritu, para que con su poder consagre el pan y el vino. La acción del Espíritu Santo y la eficacia de las mismas palabras de Cristo pronunciadas por el sacerdote, hacen realmente presente, bajo las formas del pan y del vino, su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofrecido en la Cruz”.
Francisco afirmó que “celebrando el memorial de la muerte y de la resurrección del Señor, en la espera de su regreso glorioso, la iglesia ofrece al Padre el sacrificio que reconcilia cielo y tierra”.
“La Oración Eucarística pide a Dios que acoja a todos sus hijos en la perfección del amor, en unión con el Papa y el Obispo, mencionados por sus nombres, signo de que celebramos en comunión con la Iglesia universal y con la Iglesia particular. La súplica, al igual que la ofrenda, se presenta a Dios por todos los miembros de la Iglesia, vivos y difuntos, en espera de la beata esperanza de compartir la herencia eterna del cielo, con la Virgen María y los santos”.
El Pontífice finalizó la catequesis confiando en que, al explicar la Oración Eucarística, se facilita una mejor participación en la misa: “Esta fórmula codificada de oración tal vez se sienta un poco lejana, pero si comprendemos bien su significado, seguramente participaremos mejor”.
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