Comentario domingo 15° Tiempo ordinario, ciclo "B"
Vete de aquí visionario! Así le dijo Amasias, el sacerdote de Betel, al profeta Amós; éste le respondió: Yo no soy profeta ni hijo de profeta; soy solo un pastor cultivador de higos (un campesino). El Señor fue el que me sacó de mi rebaño y me dijo: ¡Ve y profetiza a mi pueblo! Lo mismo hizo Jesús con sus discípulos; los sacó de sus oficios (pescadores, agricultores, cambistas, etc.) y los envió “de dos en dos”, con el poder de su Espíritu, a profetizar; es decir, a evangelizar; llevar la Buena Noticia a su pueblo; perdonando, sanando y liberándolo de los “espíritus inmundos”.
También nosotros hoy somos enviados por Jesús, a través de su Iglesia, a evangelizar y profetizar en medio de su Pueblo, anunciando la Buena Noticia de su Reino y denunciando todo lo que se le opone; sin pedirle permiso a nadie, a ninguna autoridad de éste mundo, sea política, económica o religiosa; despojados de todo “poder material o de recursos económicos”; contando solo con la “fuerza de su Espíritu”.
Reconciliar, sanar y liberar es nuestra misión; denunciar las injusticias y todo lo que se le oponga al Reino del Padre; siempre al lado de los más pobres y desamparados; nunca del lado de los poderosos y explotadores del pueblo; sean políticos, empresarios o autoridades religiosas corruptas como el sacerdote Amasias en Betel.
Nadie podrá callar nuestra voz profética; seremos fieles al mandato de Jesús: “Id por todo el mundo a predicar el Evangelio” y hacer que su Reino se haga en la tierra como en el cielo, hasta que El vuelva. Amén
Pbro. Pablo Urquiaga.
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