domingo, 5 de julio de 2015

La incredulidad


Comentario domingo 14° Tiempo ordinario, ciclo "B"

  Una desconcertante y triste realidad tuvo que enfrentar Jesús al llegar a su pueblo donde se había criado: Nazaret; allí no pudo hacer muchos milagros por la "falta de Fe" de aquella gente; es decir, por su incredulidad. Esa gente era su propia familia, sus vecinos tan queridos; tremenda decepción, desconfiaban de él porque era un "carpintero". Allí se dio cuenta Jesús que "ningún profeta es bien recibido en su tierra".

  La gente de Nazaret era "un pueblo rebelde y obstinado" (1ra. Lectura), lleno de "prejuicios". La condición social de Jesús, su descendencia humilde los hizo desconfiar. No pudieron entender que Dios actúa en medio de la pequeñez y la debilidad. En la segunda lectura de hoy aparece el apóstol Pablo pidiéndole a Dios que lo libre de su "debilidad" (un aguijón que lo abofetea); pero Dios les responde: "Te basta mi Gracia" porque mi "poder" (fuerza) se manifiesta en la debilidad humana". Entonces comprendió: "Cuando reconozco que soy débil, es cuando soy fuerte pues no me apoyo e mí sino en la fuerza de Cristo".

  Es muy importante saber y comprender eso cuando ejerzamos nuestro "Don Profético" y tengamos que enfrentar la incredulidad del pueblo a quien nos toca evangelizar, igual que le pasó a Pablo y al profeta Ezequiel. El "profeta de Cristo" tiene que ser Humilde y saber que es elegido, no tanto por sus capacidades sino por su "disponibilidad" a ser instrumento del Espíritu y por sus "debilidades" para que no se "engría"; es decir, para que no se llene de soberbia ni de vanagloria.

  Hoy celebramos en Venezuela el día de nuestra Independencia (firma del Acta); pidamos a Dios que nos llene de Humildad, elimine de nosotros la arrogancia (soberbia) para que el Espíritu pueda actuar, nos purifique y libere de todo lo que nos impida avanzar. Amen

Pbro. Pablo Urquiaga.

Imagen de Cerezo Barredo

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