“DIOS no es un dios de muertos sino de VIVOS”. Es un DIOS VIVO; un Dios eterno. Para EL no existe la muerte; por eso San Juan lo define: DIOS ES AMOR. La palabra AMOR viene de la palabra latina: mortis, que significa “muerte” y el prefijo A, que significa “NO”; es decir A-MOR= NO MUERTE. Él es el DIOS DE LA VIDA, el CREADOR DE LA VIDA y todo lo que vive es por El y para El. La VIDA ES ETERNA; no termina sino que se transforma y se multiplica en nuevas formas de vida. Por eso el que vive en EL, no muere sino que en esa transformación pasa a un nivel superior de VIDA.
En el Evangelio de hoy, Jesús le dice a los saduceos, que los que resucitan para la vida eterna serán “como ángeles”; es decir, vivirán una “vida superior y distinta a la actual”. Ellos ya no se casarán ni tendrán “sexo” porque ya no podrán morir jamás. Serán eternos y no necesitarán multiplicarse; serán HIJOS DE DIOS por haber resucitado a LA VIDA DEFINITIVA. Formarán una sola FAMILIA EN DIOS, ya no habrá “matrimonio” pues eso termina al terminar la vida terrena pero sí habrá FAMILIA ETERNA ya que ella es “imagen y semejanza de DIOS” y en ella Él siempre quiere verse reflejado.
Se imaginan ustedes como será esa vida de Resucitado. Ni el ojo vio ni el oído oyó las maravillas que nuestro DIOS tiene reservada para los que crean en EL. En la primera lectura de hoy nos recuerda el martirio de los siete hermanos Macabeos junto a su madre: Recojo el testimonio de dos de esos hermanos que tenían clarita su esperanza: “Asesino, tu nos arrancas la vida presente pero el Rey del universo nos resucitará a una vida eterna porque morimos por fidelidad a sus leyes”. “Vale la pena morir a manos de los hombres cuando se tiene la firme esperanza de que Dios nos resucitara. Tú en cambio, no resucitarás para la VIDA”. “Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos”
Pbro. Pablo Urquiaga.
Imagen de Cerezo Barredo
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