Comentario domingo XX del Tiempo ordinario Ciclo A
En contraste con la “poca fe de sus discípulos”, Jesús se encuentra ahora con una mujer cananea (extranjera y pagana) con una GRAN FE. Esto le hace ver que él no tiene que ir solamente a buscar las “ovejas perdidas de Israel” sino que ha de “romper barreras y fronteras; prejuicios sociales, religiosos, raciales y legales” que le impiden llegar a todos los pueblos, razas y naciones de la tierra.
Su Misión no tiene fronteras. Esto lo entendió muy bien el apóstol San Pablo (2da. Lectura) cuando se dirige a los paganos convertidos a la Fe Cristiana y les dice que los “judíos rebeldes” también alcanzaran Misericordia como ellos la recibieron. “Mi casa será casa de oración para todos los pueblos”, nos dice Isaías en la 1ra. Lectura de hoy (Is. 56,7). No es condenando como se ayuda a los “rebeldes” a encontrarse con el verdadero Dios y su Reino sino anunciándoles la buena Noticia con sinceridad, Amor y respeto.
¿Cómo está nuestra Fe Cristiana cuando mando a callar a los que gritan con razón su situación de hambre, miseria y pobreza? O acaso nuestros prejuicios religiosos nos hacen exclamar como Jesús en ese momento que el “pan de los hijos no se les puede brindar a los “perros”? ¿Será que los consideramos inferiores a nosotros por no pertenecer a nuestra propia congregación y por eso los “excomulgamos”.? Ojalá aprendamos la lección que ese día aprendió Jesús de aquella humilde mujer cananea. Ellos se conforman con una simple “migaja” de ese PAN DE VIDA pues reconocen el poder de Dios en aquellos que tienen FE AUTENTICA mostrada por sus obras y actitudes. Amen
Pbro. Pablo Urquiaga.
Imagen de Cerezo Barredo
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