Escuchaba hoy en la mañana una
entrevista a un “economista” que vive en el extranjero de un periodista que
vive en el país. La pregunta era: ¿Cómo
serán las navidades este año 2017 en Venezuela? Serán muy tristes,
respondió, porque el Venezolano no podrá disfrutar de sus “hallacas y su pan de jamón” que tanto añora; ni podrá comprarle a
sus hijos el “estreno” que tanto
esperan, ni los regalos ni juguetes pues los precios serán inasequibles por la
“hiperinflación” que se nos avecina.
A mí me dio mucha tristeza, no por sus malos presagios sino por la
superficialidad de concebir la “fiesta de las Navidades” pues solo las ve con
“ojos mundanos y materialistas”.
Muy triste y vacía serán las
Navidades para aquellos que la reducen a “fiestas
y bonches paganos”; felices serán aquellos que la celebran con la visión
espiritual que de ella emana. “Perdónalos
Padre porque no saben lo que dicen”; ¡que ignorancia y vacío espiritual en
aquellos que desconocen el significado espiritual de la misma! Porque la
alegría de la Verdadera NAVIDAD CRISTIANA no consiste en tener esas cosas
tradicionales; las cuales no son malas en sí pero pudieran convertirse en
obstáculo si no nos llevan a lo más importante de esa fiesta. ¿De que valen
tener hallacas o pan de jamón, regalos y estrenos sino existe PAZ en medio de
nuestras familias; si nos odiamos en vez de amarnos y nos alejamos en vez de
unirnos? Todas esas “cosas materiales” pudieran servirnos de medios para lograr
el fin: QUE EL SEÑOR DIOS NAZCA EN EL CORAZÓN DE NUESTROS HOGARES PARA QUE EN ELLOS REINO SU PAZ. Así podremos sentir de
verdad la ALEGRÍA REAL DE LA NAVIDAD CRISTIANA. ESO ES LO IMPORTANTE.
Yo creo que en Venezuela, en este
año de “crisis y escases” tendremos
la oportunidad, los que hemos decidido quedarnos en nuestra Patria, de celebrar
una NAVIDAD MAS ESPIRITUAL y menos materialista; que no se acabe con el “año
nuevo” y mucho menos que nos quedemos en el “viejo”; sino, que seamos capaces
de entender que la verdadera felicidad no consiste en poseer “bienes
materiales” sino, todo lo contrario, despojarnos y desprendernos de ellos para
COMPARTIR con los demás lo más importante que tenemos; nuestro afecto, nuestro
AMOR, sobre todo con los más necesitados. En eso consiste la verdadera ALEGRÍA
pues donde hay AMOR, hay gozo y felicidad aunque no tengamos nada material; es
más, la ansiedad, la vanidad y el orgullo nos quitan esa alegría y nos llenan
de profunda tristeza.
Hagamos de este año las NAVIDADES
más alegres y felices; las más espirituales y cercanas a nuestro DIOS que fue
capaz de despojarse de su rango, de su categoría de “Dios” para venir al mundo
como un humilde siervo en la persona de un niño
paupérrimo que no tenía donde nacer y tuvieron sus padres que ir a parirlo
en un establo junto a los animales. ¡qué triste es ver y escuchar después dos
mil y pico de años, muchos no han entendido que aquella “noche trágica”; si la vemos
con “ojos mundanos”; fue la noche
más dichosa de la historia humana que hasta los ángeles bajaron del cielo y
glorificaron a DIOS y a los seres humanos de Buena voluntad. Aleluya
Pbro. Pablo Urquiaga. Párroco en
Caricuao
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