Cómo comunicar con las personas para crear puentes, incluso con aquellas que piensan o actúan distinto a nosotros….
Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo es el tema elegido por el papa Francisco para la 50º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se celebra en varios países el 8 de mayo.
El mensaje, publicado este viernes 22 de enero, está relacionado con el Año Santo de la Misericordia.
El Papa insta a la Iglesia a vivir “la misericordia como rasgo distintivo de todo su ser y actuar”.
Se trata de una convocatoria a comunicar con misericordia para tender puentes y no cerrar puertas.
“Lo que decimos y cómo lo decimos, cada palabra y cada gesto debería expresar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos”, escribe el Papa.
Un mensaje sobre la belleza de la comunicación para construir sanas relaciones con las personas, especialmente con aquellas que no piensa como nosotros. El Papa cita con maestría a Shakespeare para indicar la misericordia como “una doble bendición: bendice al que la concede y al que la recibe”.
Por ello, explica, encontrar al otro involucra todo el ser porque el “amor, por su naturaleza, es comunicación, lleva a la apertura, no al aislamiento. Y si nuestro corazón y nuestros gestos están animados por la caridad, por el amor divino, nuestra comunicación será portadora de la fuerza de Dios”.
A continuación hemos seleccionado diez puntos del mensaje, aunque se trata de un mensaje amplio y articulado que recomendamos leer completo porque toca la vida de varios públicos: comunicadores, periodistas, padres de familia, sacerdotes, consagrados, consagradas, políticos y diplomáticos, etc.
- Comunicar con misericordia es ser testimonios, es ir al encuentro de todos sin exclusión
“Como hijos de Dios estamos llamados a comunicar con todos, sin exclusión. En particular, es característico del lenguaje y de las acciones de la Iglesia transmitir misericordia, para tocar el corazón de las personas y sostenerlas en el camino hacia la plenitud de la vida, que Jesucristo, enviado por el Padre, ha venido a traer a todos”.
- Elegir con cuidado las palabras y los gestos para superar las incomprensiones
“La comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo de este modo la sociedad. Es hermoso ver personas que se afanan en elegir con cuidado las palabras y los gestos para superar las incomprensiones, curar la memoria herida y construir paz y armonía”.
3. Comunicar para construir puentes en las familias, la sociedad y los pueblos
“Las palabras y las acciones sean apropiadas para ayudarnos a salir de los círculos viciosos de las condenas y las venganzas, que siguen enmarañando a individuos y naciones, y que llevan a expresarse con mensajes de odio.
La palabra del cristiano, sin embargo, se propone hacer crecer la comunión e, incluso cuando debe condenar con firmeza el mal, trata de no romper nunca la relación y la comunicación”.
- El poder de la misericordia para sanar las relaciones dañadas en la familia y las comunidades
La misericordia tiene poder para sanar “las viejas heridas y los resentimientos que arrastramos” y que impiden la comunicación y la reconciliación. “Esto vale también para las relaciones entre los pueblos”.
En todos estos casos la misericordia es capaz de activar un nuevo modo de hablar y dialogar, como tan elocuentemente expresó Shakespeare: “La misericordia no es obligatoria, cae como la dulce lluvia del cielo sobre la tierra que está bajo ella. Es una doble bendición: bendice al que la concede y al que la recibe” (El mercader de Venecia, Acto IV, Escena I)”.
- Comunicar con atención cuando se trata de personas que piensan y actúan distinto a nosotros
En este caso, el Papa se dirige a los políticos y a los diplomáticos, pero esta parte del mensaje también se aplica a las relaciones interpersonales, cuando alguien ha cometido un error. La clave es no alimentar más desconfianza, miedo y odio.
“Se necesita, sin embargo, valentía para orientar a las personas hacia procesos de reconciliación. Y es precisamente esa audacia positiva y creativa la que ofrece verdaderas soluciones a antiguos conflictos”, sostiene.
El Papa recomienda nunca caer en expresar “el orgullo soberbio del triunfo sobre el enemigo, ni humillar a quienes la mentalidad del mundo considera perdedores y material de desecho”.
- Comunicar con misericordia significa juzgar la injusticia, no el corazón
“Que el estilo de nuestra comunicación sea tal, que supere la lógica que separa netamente los pecadores de los justos. Nosotros podemos y debemos juzgar situaciones de pecado – violencia, corrupción, explotación, etc. –, pero no podemos juzgar a las personas, porque sólo Dios puede leer en profundidad sus corazones.
- Comunicar con misericordia significa saber corregir
Corregir a quien se equivoca. “Nuestra tarea es amonestar a quien se equivoca, denunciando la maldad y la injusticia de ciertos comportamientos, con el fin de liberar a las víctimas y de levantar al caído”.
Saber corregir con amor. “Sólo palabras pronunciadas con amor y acompañadas de mansedumbre y misericordia tocan los corazones de quienes somos pecadores”.
- No usar palabras o gestos duros
Palabras y gestos duros y moralistas corren el riesgo hundir más a quienes querríamos conducir a la conversión y a la libertad, reforzando su sentido de negación y de defensa”.
- La comunicación amorosa como padres de familia invada la sociedad
“Los padres nos han amado y apreciado más por lo que somos que por nuestras capacidades y nuestros éxitos. Los padres quieren naturalmente lo mejor para sus propios hijos, pero su amor nunca está condicionado por el alcance de los objetivos”, escribe el Papa.
Por ello, invita “a todos a pensar en la sociedad humana, no como un espacio en el que los extraños compiten y buscan prevalecer, sino más bien como una casa o una familia, donde la puerta está siempre abierta y en la que sus miembros se acogen mutuamente.
10. Para esto es fundamental escuchar
“Para esto es fundamental escuchar. Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía.
La escucha nos permite asumir la actitud justa, dejando atrás la tranquila condición de espectadores, usuarios, consumidores”.
Escuchar significa también ser capaces de compartir preguntas y dudas, de recorrer un camino al lado del otro, de liberarse de cualquier presunción de omnipotencia y de poner humildemente las propias capacidades y los propios dones al servicio del bien común”.
“Escuchar nunca es fácil. A veces es más cómodo fingir ser sordos. Escuchar significa prestar atención, tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro.
En la escucha se origina una especie de martirio, un sacrificio de sí mismo en el que se renueva el gesto realizado por Moisés ante la zarza ardiente: quitarse las sandalias en el “terreno sagrado” del encuentro con el otro que me habla (cf. Ex 3,5). Saber escuchar es una gracia inmensa, es un don que se ha de pedir para poder después ejercitarse practicándolo”.
Cortesía de http://es.aleteia.org/
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