Comentario domingo IV del Tiempo ordinario Ciclo B Jornada de la Infancia Misionera
“Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan porque el Reino de Dios es de quienes son como ellos” (Mateo 19, 14). “Yo les aseguro que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el Reino de Dios; el que recibe a un niño en mi nombre, a mí me recibe” (Mateo 18, 3-5)
La mayoría de nosotros fuimos bautizados cuando éramos apenas unos bebes (niños) y a través de la UNCIÓN POR EL ESPIRITU, nos hicieron Hijos de Dios y herederos de su Reino y nos constituyeron en: Sacerdotes. Profetas y Reyes. Desde niños debiéramos aprender a ser: Sacerdotes, para que toda nuestra vida la dediquemos a nuestro Dios ya que hemos sido CONSAGRADOS A EL; Profetas, para que desde pequeños se nos enseñe la PALABRA y aprendamos a vivir según ella y ser testigos delante de los demás para ser SERVIDORES (reyes) ante la comunidad. No importa que seamos varones o hembras; lo importante es que vivamos muy unidos a Dios y a su Pueblo. Desde la infancia aprendemos a ser auténticos; dedicados por entero al servicio de los demás; libres, desprendidos, generosos y sin complejos ni miedo al qué dirán.
Ser Profeta NO ES ser “adivino ni hechicero” (como Harry Portier). El Profeta se sumerge en el corazón de Dios para comunicar lo que Él le dice y dar LUZ, exigir, denunciar, animar, hacer reflexionar y dar ESPERANZA de una vida nueva. Los niños son transparentes sinceros, espontáneos, sencillos, humildes; es por eso que son los mejores instrumentos para que dios actúe en ellos pues son dóciles y testigos del Reino de los cielos. Seamos como ellos para no perdernos. ¡Ay de aquellos que los escandalicen y le hagan daño pues el rostro de mi PADRE se refleja en ellos!
Pbro. Pablo Urquiaga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario