jueves, 8 de febrero de 2018

¡La fiesta de la Vida Consagrada!


Comentario domingo V del Tiempo ordinario Ciclo B 

El viernes pasado celebramos la fiesta de la “presentación” (Consagración) del niño Jesús en el Templo a Dios y a su Pueblo para que desde pequeño aprendiera a cumplir con la Misión que SU PÁDRE le encomendaba:
1.) Él estaba destinado a ser “Luz que alumbra a todas las Naciones y Gloria de su Pueblo Israel”. Sería puesto para “ruina y levantamiento” de muchos; para ser un “signo de contradicción” en medio de su Pueblo y así queden al descubierto las intenciones de todos los corazones.
2) En el Evangelio de hoy, Marcos nos describe lo que vendría a ser la “rutina” de la vida de Jesús de Nazaret:

Ir a la Sinagoga (a la casa de oración) y allí predicar el Evangelio del Reino.
Visitar las casas de las familias y curar a los enfermos (la suegra de Pedro)
Recibir a todos los enfermos, curarlos y liberar aquellos oprimidos por el diablo
A la anochecer, irse a un lugar solitario para Orar y conectarse con su PADRE
AL AMANECER seguir predicando en otros lugares cercanos el Reino de su PADRE y su 
Evangelio pues para eso Él ha venido a este mundo.

Pidamos al Señor que nuestra vida Cristiana sea como la de Jesús y tomemos conciencia como Job (1ra. Lectura) que la vida es un soplo y que no debemos desperdiciarla. Nosotros también fuimos CONSAGRADOS y presentados un día en el templo, como el niño Jesús para que cumplamos con su misma Misión. Por eso debemos imitar al apóstol Pablo (2da. Lectura) en su “celo apostólico” cuando dice: ¡Ay de mi sino predico el Evangelio! Para mí es un DEBER Y LO DEBO HACER CON GOZO Y GRATUIDAD. Amén .
                                                                                                                                     Pbro. Pablo Urquiaga.

Imagen de Cerezo Barredo


No hay comentarios:

Publicar un comentario