LA CUARESMA TIEMPO DE CONVERSIÓN

Comentario domingo I Domingo de Cuaresma Ciclo B

Empezamos hoy la primera semana de CUARESMA; tiempo de CONVERSIÓN; es decir, de VOLVER A DIOS y prepararnos así a la renovación de nuestra VIDA ESPIRITUAL que adquirimos en nuestro BAUTISMO que es nuestra PASCUA.

En la primera lectura se nos habla del “PACTO” que hizo DIOS con NOÉ Y SU FAMILIA después del DILUVIO. Aquellas “aguas” fueron “símbolos de muerte” para todos aquellos que no entraron en el “ARCA” pero para la familia de NOE significó el “pasar de la muerte a la VIDA” y así pudieran ser artífices de UNA VIDA NUEVA. En el Bautismo nosotros también hemos pasado de la “muerte a la VIDA ETERNA” para vivir ESA VIDA NUEVA y ser miembros de la Familia de Noé que es la IGLESIA, NUEVO PUEBLO DE DIOS.

Para eso es la CUARESMA.  “Cuarenta días de desierto Espiritual”, como lo hizo Jesús, para “volver a nuestro padre Dios” y dedicar más tiempo a escuchar SU PALABRA y disponernos a cumplir con su SANTA VOLUNTAD en la Misión que Él nos encomienda. También, como Jesús, tendremos que afrontar “tentaciones” que nos invitan a “claudicar” de esa misión como la quiere nuestro PADRE; lo haremos como Jesús nuestro MAESTRO lo hizo. Se nos ha dado el PODER del Espíritu Santo para “servir a los demás y no para servirnos a nosotros mismos; sin alardes, ostentaciones, privilegios ni vanaglorias sino con HUMILDAD para que la gloria sea dada solo a nuestro DIOS Y PADRE.

En el Evangelio de hoy aparece Jesús, después de su preparación en el desierto y habiendo pasado la “prueba de forma victoriosa”; se dirige a Galilea para allí comenzar su MSIÓN:

“Se ha cumplido el TIEMPO” (Ha llegado la HORA=kairós)

“El Reino de Dios se acerca”

“Conviértanse y crean en el Evangelio”.

 Así debemos hacer nosotros en esta CUARESMA; salir de nuestros templos y llevar esa BUENA NOTICIA a los demás, invitando a todos(as) a VOLVER A JESUS, dejar la antigua vida de pecado y disponernos a celebrar nuestra PASCUA DE RESURRECION. Amén

                                                                                                                                       Pbro. Pablo Urquiaga.

Imagen de Cerezo Barredo