Comentario del 2do domingo del tiempo de Pascua, ciclo "B"
La incredulidad, es decir, la falta de Fe, es uno de los peores males del "materialismo":"Ver para creer o no querer ver más allá de las narices. Eso es lo que le pasaba a Tomás y es por eso que Jesús le reclamó llamándolo "incrédulo".
Hoy, como Tomás, hay muchos como él entre nosotros; personas que tienen que ver "milagros y señales visibles", que se puedan palpar, para poder creer. Les falta "visión espiritual” para poder ver "más allá de las cosas materiales". Podríamos decir que hay dos maneras de ser "incrédulos".
1. Falta de Fe en Jesús Resucitado: El Señor Jesús les había dicho en varias ocasiones que él tenía que padecer, morir en la Cruz para después resucitar; pero ellos no le creyeron a Jesús, no solo Tomas sino todos(as). Les faltaba "sabiduría espiritual" (Don del Espíritu) para poderlo ver resucitado ya que cuando se les "apareció", no lo reconocieron "a primera vista".
2. Falta de Fe en la Comunidad: Tomas no creyó en el testimonio de Sus hermanos apóstoles los cuales le habían dicho: "Hemos visto al Señor”. En la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles se nos narra la extraordinaria "confianza" (Fe). Que Se tenían en aquella ideal "comunidad primitiva" donde todo lo que tenían lo ponían en común y nadie llamaba propio lo suyo. Solo los que confían pueden llegar a este ideal de COMUNIÓN PERFECTA (anticipo del Reino).
Necesitamos recuperar nuestra FE- CONFIANZA en Cristo Resucitado y en su COMUNIDAD que es la IGLESIA PUEBLO DE Dios. Si no hay esa FE entre nosotros, no podremos ser TESTIGOS DEL RESUCITADO y por ende, no seremos SU IGLESIA. Pidamos al Señor Que nos libre de tanta incredulidad y que seamos dichosos "por creer sin tener que ver. Amén
Pbro. Pablo Urquiaga.
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