miércoles, 2 de diciembre de 2015

Papa Francisco y los motivos que lo llevaron a convocar el Año Santo de la Misericordia


“Estamos acostumbrados a las malas noticias, a las noticias crueles y a las mayores atrocidades […] Al mundo le hace falta descubrir que Dios es Padre, que hay misericordia”, dijo el papa Francisco este miércoles 2 de diciembre en una entrevista publicada por la revista oficial del Jubileo de la Misericordia, Credere.

El Papa contó su experiencia personal de la misericordia divina, así como los motivos que lo llevaron a convocar el Jubileo en la revista dirigida por el padre Antonio Rizzolo. Entre otras declaraciones, narró el dolor que sintió cuando se enteró de la muerte del sacerdote que lo confesó por primera vez y, que le acompañó durante un año en su vocación al sacerdocio.

Francisco se definió como “un pecador” que como todos comete “errores” y reveló que se confianza “cada quince o veinte días”. Además, habló de la parte femenina de la Misericordia, y por ello explicó que “la ternura” de Dios se puede comparar a la de una“madre”.

Al final de la entrevista, habló de la “revolución de la ternura” e insistió que de ella deriva “la justicia y todo lo demás….”. Asimismo, dijo al periodista de “Credere” que durante el Jubileo realizará algunos gestos especiales: ”Habrá muchos gestos pero un viernes de cada mes, haré un gesto diferente”.

La misericordia incluye no excluye
A la primera cuestión sobre el por qué del Jubileo, indicó que el mundo necesita a Dios para entender que “la crueldad no es el camino, que la condena no es el camino, porque la misma Iglesia a veces sigue una línea dura, cae en la tentación de seguir una línea dura, en la tentación de subrayar sólo las normas morales, pero mucha gente se queda fuera”, dijo.

Con esta convocatoria extraordinaria, admitió que sigue una línea de continuidad. ”El tema de la misericordia se acentúa fuertemente en la Iglesia a partir de Pablo VI. Juan Pablo II lo subrayó con la Dives in Misericordia, la canonización de Santa Faustina Kowalska y la institución de la fiesta de la Divina Misericordia en la Octava de Pascua”.
Así, “he sentido que hay como un deseo del Señor de mostrar a los hombres su misericordia”, añadió.

Misericordia, tradición renovada
Por tanto, “no se me ocurrió a mí, he seguido una tradición renovada recientemente, aunque siempre existida…. Es obvio que el mundo de hoy necesita la misericordia, necesita la compasión, es decir, ”padecer con”” , sostuvo.

Iglesia hospital de campaña
“Me vino a la mente la imagen de la Iglesia como un hospital de campaña después de la batalla: ¡cuánta gente herida y destruida! … Creo que este es el tiempo de la misericordia. Todos somos pecadores, todos llevamos pesos dentro”, agregó.

En curso sacrilegio contra la humanidad
 “Sentí que Jesús quiere abrir la puerta de su corazón, que el Padre quiere mostrar sus entrañas de misericordia, y por esto nos envía al Espíritu…. Es el año del perdón, el año de la reconciliación”.

El Pontífice también justificó el Jubileo debido al aumento del tantos males en el mundo: “el comercio de armas… el asesinato de inocentes en las formas más crueles posibles, la explotación de las personas… de los niños.. Está en curso un sacrilegio contra la humanidad, porque el hombre es sagrado, es la imagen del Dios viviente. Y el Padre dice: “Deténganse y vengan a mí. Esto es lo que yo veo en el mundo”, explicó.

Me confieso cada 15 días
A la segunda pregunta sobre la importancia que ha tenido en la vida de Jorge Mario Bergoglio la Misericordia, el papa se considera como todos un pecador en busca de Dios.

”Yo soy un pecador… estoy seguro de ello. Yo soy un pecador a quien el Señor ha mirado con misericordia. Como dije a los presos en Bolivia, soy un hombre perdonado. Dios me miró con compasión y me perdonó”.
Luego revela que “incluso ahora cometo errores y pecados, y me confieso cada quince o veinte días. Y si me confieso es porque necesito sentir que la misericordia de Dios todavía está en mí”.

La historia de su sacerdocio
El Pontífice recordó como el 21 de septiembre de 1953, después de entrar en una iglesia para confesarse decidió hacerse sacerdote y aquel “confesor desconocido” al inicio, enfermo de leucemia, lo acompañó durante un año.

”Murió al año siguiente. Después del funeral lloré amargamente, me sentí totalmente perdido, como con miedo de que Dios me hubiera abandonado. Ese fue el momento en que me topé con la misericordia de Dios y está muy vinculado con mi lema episcopal”, contó.

“El 21 de septiembre es San Mateo, y el Venerable Beda, hablando de la conversión de Mateo dice que Jesús miró Matteo ” atqve eligendo miserabs “… La traducción literal sería “misericordiando y eligiendo”, casi como un trabajo de artesanía. “Lo misericordió: sería la traducción literal del texto”.

La misericordia es femenina 
En la tercera pregunta, el Papa es sondeado sobre el aspecto materno de la misericordia implícito en la Iglesia y por valorar en su misión.
”Sí. Dios mismo dice en el Libro Isaías que si incluso una madre puede olvidarse de su hijo, ”Yo, en cambio nunca me olvidaré de ti.” Aquí se ve la dimensión materna de Dios”, dijo.

Maternidad de Dios
El Obispo de Roma insistió que “no todo el mundo entiende cuando se habla de la ‘maternidad de Dios’, no es un lenguaje popular – en el buen sentido de la palabra – parece una palabra para elegidos, así que prefiero usar la ternura, propia de una madre, la ternura de Dios, la ternura nace de las entrañas paternas. Dios es padre y madre”.

La revolución de la ternura
A la cuarta pregunta, el papa insiste en la revolución de la ternura “porque de ella se deriva la justicia y todo lo demás….”
”Descubrirlo nos llevará a tener una actitud más tolerante, más paciente, más tierna…En 1994, durante el Sínodo, en una reunión del grupo, dije que había que establecer la revolución de la ternura… “, contó.

Ponerse en el lugar de los demás
 “Si – continuó – te pones en el lugar de la otra persona, en lugar de pensar en tus propios bolsillos… las cosas cambian. La revolución de la ternura es lo que tenemos que cultivar como fruto de este año de la misericordia”.

En este sentido, “Cada uno de nosotros tiene que decir: “Yo soy un desventurado, pero Dios me ama; entonces también tengo que amar a los demás de la misma manera”.


Cortesía de http://es.aleteia.org/


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