En éste segundo domingo del Adviento, resalta la figura de JUAN EL BAUTISTA; hijo del sacerdote Zacarías, recorriendo la comarca del río Jordán y predicando un Bautismo de conversión y penitencia. ¡Preparen el camino al Señor! Enderecen sus sendas; es decir, sus vidas. Juan nos invita a deponer nuestras actitudes “altaneras y mezquinas”, nuestra soberbia de creernos superiores que los demás (éstas son las “colinas” que hay que rebajar); “que todo valle sea rellenado”; es decir, que todo aquel que esté deprimido o desvalorizado o acomplejado o se crea inferior; que levante la cabeza. Hay que nivelar los caminos escabrosos y que todo lo torcido se enderece; es decir, aquellos que andan por un mal camino (una mala vida), que se arrepientan y se vuelvan su mirada a Dios y a su infinita Misericordia; que se limen todas las asperezas y que todos se “igualen” para que podamos todos ver la Salvación de Dios.
Dios es el “DIOS DE LA MISERICORDIA Y DEL PERDÓN pero también es un DIOS DE JUSTICIA. ¡LA PAZ ES FRUTO DE LA JUSTICIA! ; No puede haber PAZ VERDADERA en medio de la injusticia; eso sería una INFAMIA. Si quieres la PAZ, trabaja por la JUSTICIA y la IGUALDAD entre todos los seres humanos para que no sigan habiendo “ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres”. Nadie es peor ni mejor que los demás; somos solamente diferentes, con distintos dones y carismas para servirnos y ayudarnos los unos a los otros, cada cual cumpliendo su función.
“Solo habrá NAVIDAD CRISTIANA si hay Justicia y equidad en las familias y en la sociedad. Oremos hoy de una forma especial por nuestra PATRIA VENEZUELA: ¡Ojalá que mi Pueblo descubra hoy los caminos que conducen a la PAZ! Que se acaben las discordias, se limen las asperezas; respetemos nuestras diferencias, cesen las divisiones y las contiendas y que juntos todos logremos un País mejor “con todos y para el bien de todos”. Amén
Pbro. Pablo Urquiaga.
Imagen de Cerezo Barredo
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