Comentario domingo XXIII del Tiempo ordinario Ciclo A
El poder y la orden de “atar y desatar”, no le corresponde solo a Pedro Apóstol sino a la “Comunidad Cristiana” que es la IGLESIA; para ejercerlo según los criterios de Jesús y no los de “Pedro” ni de ningún otro miembro de la comunidad que quiera atribuirse ese poder y utilizarlo de forma arbitraria.
La “Corrección fraterna” es la forma como Jesús quiere que se actúe pues se trata de una intervención “inspirada” por la Misericordia, la cual requiere tacto y HUMILDAD. Se debe llamar al hermano, a solas, de tú a tú, con la finalidad de ayudarle a tomar conciencia del peligro que corre; es un pecador que se acerca a otro pecador y no un “juez” a un culpable.
Son los criterios de Jesús y no los nuestros los que debemos aplicar en esa “corrección”; es en la comunidad Cristiana y no fuera de ella donde debemos aplicarla; siempre deseando “corregir”; es decir, SALVAR a nuestro Hermano(a). Por eso no debemos actuar movidos por intereses mezquinos y mucho menos por deseos de venganza personal, política ni de ningún tipo.
Como Ezequiel (1ra. Lectura), debemos ser “ATALAYAS” de nuestro Pueblo; tenemos una gran responsabilidad ante el pecado del otro; no podemos permanecer indiferentes pues el Señor nos va a pedir cuentas si no los amonestamos con amor y firmeza.
Estamos celebrando la fiesta de la NATIVIDAD DE NUESTRA MADRE MARIA DE NAZARETH BAJO LA ADVOCACIÓN DE NUESTRA SRA. DE COROMOTO, la cual representa de forma especial a los más sencillos y humildes de sus hijos Venezolanos; que ella nos ayude a cumplir con esa delicada Misión en estos momentos de crisis y confusión en el cual vivimos. Seamos como el apóstol Pablo: Misioneros de la Reconciliación. Amén
Pbro. Pablo Urquiaga.
Imagen de Cerezo Barredo
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