sábado, 30 de septiembre de 2017

“Lo que vale ante DIOS son las obras”


Comentario domingo XXVI  del Tiempo ordinario Ciclo A

El profeta Ezequiel nos recuerda en la primera lectura de hoy que todos somos responsables de nuestros actos y asumimos sus consecuencias. El que se aparta de la justicia y hace el mal, muere por sus propias acciones; no es Dios el que le castiga y condena; son sus malas acciones lo que le condena. Lo mismo pasa con aquel que anda por mal camino y se convierte dejando el mal y empieza hacer el bien; este se salva por sus obras a pesar de sus antiguas malas acciones. Esta es la JUSTICIA DE DIOS.

“No es el que me dice: Señor, Señor, el que entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre”, dice el Señor Jesús. En el Evangelio de hoy está claro. Unos dicen amar y creer en Dios pero no le obedecen; sin embargo otros dicen que son “ateos” y después cumplen los que Dios manda.  Por eso que hay “ateos” que son verdaderos creyentes y creyentes que son verdaderos ateos. “Por sus frutos los conoceréis”.

Obras son amores y no buenas razones”; dice el refrán popular. La Fe verdadera hay que demostrarla con las obras pues son las “obras”; es decir, los hechos los que valen ante Dios. Sabemos que la FE VERDADERA SALVA pero esa Fe tiene que ser obediente a los mandatos del Señor para que sea verdadera; sino está mostrando su falsedad e hipocresía. En el Evangelio de Hoy, Jesús le habla a los Fariseos y doctores de la Ley y les recuerda que de nada valen sus “rezos” y devociones si estas no les ayudan hacer la Voluntad del Padre; es decir, de AMARNOS COMO EL NOS AMÓ. Aquellos publicanos y pecadores que ellos desprecian oyeron el mensaje y se convirtieron; es decir, cambiaron su vida y empezaron a vivir una vida nueva; por eso ellos los precederán en el Reino.

El apóstol Pablo nos exhorta a través de su carta a los filipenses: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo y que la HUMILDAD sea lo que nos mantenga UNIDOS A EL. Sigamos pidiendo por nuestros Catequistas para que entre ellos se viva esa Unidad. Amén
Pbro. Pablo Urquiaga.

Imagen de Cerezo Barredo

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