sábado, 3 de octubre de 2015

¡Lo que Dios ha unido, jamás lo podrá separar el hombre!


Comentario domingo 27° Tiempo ordinario, ciclo "B"

¿Es lícito o no que un hombre se divorcie de su mujer”? Le preguntaron los fariseos a Jesús. No se trata aquí de “licitud” sino de AMOR. Las leyes sirven para muchas cosas pero ninguna ley mantendrá a dos personas unidas por mucho tiempo; solo el AMOR perdura por siempre. ¡No basta la “legalidad”; necesitamos el AMOR DE DIOS PADRE!

Dios es AMOR y solo lo que une el “verdadero Amor” será para siempre. No se trata de cualquier “amor” (I Cor. 13); no se trata de un mero “sentimiento puramente pasional”. Dios no une superficialidades, caprichos y mucho menos hipocresías llenas de vanidades que acompañan a muchas “ceremonias matrimoniales”. Lo que Dios une es una “ENTREGA RADICAL Y SINCERA”; solo SU AMOR mantiene a una pareja feliz para toda la vida y Él quiere que seamos felices.

“No es bueno que el ser humano esté solo”, nos dice la primera lectura de hoy sacada del libro del Génesis. Fuimos creados a “imagen y semejanza de un DIOS COMUNIÓN DE AMOR (KOINONIA); es por eso que solo en el AMOR DE EL tendrá sentido la convivencia humana. Su AMOR nos hace “un solo ser” una sola carne” con mi pareja. Ese nuevo ser que se crea en Cristo se hace “sacramento” y es “indisoluble”. No tenemos derecho de “romper” lo que Él ha unido; yo diría más; lo que El verdaderamente ha unido nadie jamás podrá separarlo.

Cuando hablemos de “divorcio”, habría que preguntarse si ese “matrimonio roto” fue realmente unido por Dios y o por intereses mezquinos y mundanos sin un verdadero Amor. La “fornicación o el adulterio” mata el “amor” y es la única excepción que Jesús pone para romper el vínculo que lleva a la muerte espiritual de esa “pareja” (Mt. 5, 32). Es injusto que se “excomulgue” a la víctima que fue traicionada. “Hagamos JUSTICIA”. Amen.
Pbro. Pablo Urquiaga.

Imagen de Cerezo Barredo













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