Jesús Resucitado es el
"Cordero de Dios que quita el pecado del mundo"; Él dio su vida por
nosotros que somos las "ovejas de su rebaño". Él es también el
"Buen Pastor" que nos conduce "a las fuentes de agua viva".
El buen Pastor da la vida por sus ovejas; las protege y defiende de los
"lobos rapaces"; es por eso que ellas le siguen, reconocen su voz y
ya "nadie las podrá arrebatar de su mano. Aleluya.
Pero, ¿Quiénes son verdaderamente sus ovejas?
"Son aquellas que han pasado por la gran persecución y han lavado su
túnica con la sangre del Cordero" (Apoc. 7,14); una gran muchedumbre de toda
raza, pueblo y nación, vestidos con túnica blanca". Jesús es el PASTOR de
aquellos que están dispuestos a escucharle y seguirle; a creer en Él y convertirse
en TESTIGOS; es decir, seguidores y misioneros de su Evangelio. Aquellos que se
involucran en la lucha por su REINO EN ESTA TIERRA y arriesgan su vida por esa
causa y están dispuestos a servir a los demás, sobre todo a los más pobres como
lo hicieron nuestros primeros hermanos de la Iglesia Primitiva (Hch. 13,
43-52).
Por eso, su verdadera y única
IGLESIA, son aquellos que se UNEN para serle fiel! a ÉL y al legado que nos
dejó, no importa en el "corral" (denominación o congregación donde se
encuentren temporalmente). Esas "verdaderas ovejas" demostrarán con
sus "hechos más que con palabras", que le pertenecen. Jesús es el Pastor
que se hizo "cordero" para que sus "corderos" se conviertan
en "pastores como Él". Los verdaderos pastores demostrarán ser suyos
cuando "apacienten y sirvan a su rebaño como Él lo hizo". Servidores
y no asalariados, que no abandonen el rebaño cuando vean venir al
"lobo".
Pbro. Pablo Urquiaga.
Imagen de Cerezo Barredo
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