jueves, 7 de abril de 2016

¡Los ministerios en la Iglesia de Cristo!


A raíz de un artículo recibido en mis correos donde se dice que Jesús de Nazaret no quería “sacerdotes” (clérigos) en su IGLESIA, es necesario hacer la siguiente observación:

1) Sacerdotes en el sentido estricto de la palabra no existía en las primeras comunidades cristianas. Los apóstoles fundaban las COMUNIDADES CRISTIANAS (sobre todo Pablo) en las distintas ciudades donde predicaban y allí se nombraba a los encargados de la misma. Esa comunidad elegía a sus “epíscopos” (obispos) que tendrían a su cargo el ministerio de la “vigilancia” del “legado” trasmitido por los apóstoles a esa Comunidad. A su vez la comunidad elegía a sus “presbíteros” (ancianos) que eran los encargados de dirigir, enseñar y santificar (guiar) a la comunidad por los caminos del Evangelio de Jesús. Eran los que presidían la liturgia (celebraciones) de la comunidad. A éstos presbíteros (ancianos) se les ha venido llamando “sacerdotes” porque sirven de “instrumentos” entre la comunidad y el Señor Jesús.

2) La comunidad Eclesial necesita de “servidores” (ministros) para que ejerzan una función específica al servicio de las necesidades espirituales de la Comunidad Eclesial. Son nombrados por la Asamblea de Creyentes comprometidos de esa iglesia y no impuestos desde afuera como lo ha sido hasta ahora.

3) El término “clérigo y laico” vino por la “separación de una “casta ministerial” diferente y aislada del resto de la Comunidad Eclesial (PUEBLO DE DIOS). Desde el principio existió “servidores” según los “carismas” que el Espíritu suscitaba en la Comunidad de Creyentes (1Cor. 12). Los “diáconos, presbíteros y obispos” eran miembros activos de dicha comunidad con un “carisma especial” (don) para SERVIR a la comunidad Cristiana de la cual ellos formaban parte. Los Ministros NO SON LA IGLESIA, ellos son “servidores” de la Iglesia. La iglesia es la comunidad Cristiana (PUEBLO DE DIOS ORGANIZADO).

4) Por lo tanto, el término “clérigo” y “laico” debe desaparecer. Todos somos miembros de la IGLESIA, todos formamos parte de ella y para realizar distintas funciones de servicio, son elegidos los “ministros” según el carisma que el Espíritu les haya infundido y la comunidad lo haya ratificado y discernido en oración. 

Es importante aclarar los términos para que no alteremos lo revelado. La carta primera de Pedro habla sobre la Iglesia como nación Santa, Pueblo Sacerdotal, consagrado a Dios. Allí se refiere a toda la comunidad Cristiana de donde brotan los distintos ministerios a través de los dones del ESPIRITU. AMEN

Pbro. Pablo Urquiaga.

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