En la audiencia general, el Pontífice indicó que Jesús estaba con los pobres y en medio a la gente
Jesús “era un pastor que estaba entre la gente, entre los pobres … Trabajaba todo el día con ellos. Jesús no era un príncipe.
Y que feo es para la Iglesia cuando los pastores se convierten en príncipes, lejos de la gente, lejos de los más pobres: ese no es el espíritu de Jesús”, dijo el papa Francisco en la audiencia general de este miércoles 14 de septiembre en la plaza de San Pedro ante 20.000 fieles y peregrinos.
Dejando de lado las hojas y mirando al publico, el Obispo de Roma sostuvo: “Jesús reprocha a estos pastores, y sobre estos pastores Jesús decía a la gente: ‘Sin embargo, hagan lo que ellos dicen, pero no lo que hacen’, abundó.
Antes de la audiencia, el papa Francisco saludó a los fieles dando una vuelta a la plaza de San Pedro en papamóvil; ha tomado mate con sus compatriotas argentinos, bendecido y besado a los niños y niñas que le acercaban.
En la meditación que dedicó al tema de la misericordia en ocasión del tema del jubileo, Francisco explicó que el cansancio que aguantamos, a veces, se debe a que se pone la propia fe en cosas que no son esenciales.
El Papa reflexionó sobre el pasaje bíblico de Mateo (Mt 11,28-30), en el cual el Señor llama a sí a todos los afligidos y agobiados, prometiendo que en Él encontrarán descanso y misericordia.
“En el Evangelio que hemos escuchado, Jesús se dirige a sus discípulos para extenderles una invitación y lo hace a través de tres imperativos: «Vengan a mí», «tomen mi yugo», y «aprendan de mí”.
Jesús – insiste Francisco – hace una invitación a descubrir la voluntad de Dios, entrando en comunión con él y cargando con su cruz.
“La propuesta de Jesús es un camino de conocimiento e imitación. Él no es un maestro severo que impone los pesos que él no ha llevado. Él mismo se ha hecho pequeño y humilde, su ejemplo nos enseña y es el camino a seguir”, dijo en español.
“Tenemos que pedir a Dios la gracia de tener la mirada limpia de Jesús que nos hace comprender cuánto camino debemos aún recorrer; pero al mismo tiempo nos da la alegría de saber que estamos caminando con él y no estamos solos”.
Por último, saludó a los peregrinos en idioma español, en particular a los venidos de España y Latinoamérica.
Así, los invito a pedir el don de la alegría, que es la gracia de sentirse discípulo de Jesús; de vivir junto a él con la fuerza de su consuelo y misericordia.
Al final de la audiencia se cantó el Padre Nuestro y el papa Francisco impartió su bendición apostólica.
Cortesía de http://es.aleteia.org/
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