sábado, 30 de julio de 2016

Francisco, ante 1,6 millones de jóvenes: "Nuestra respuesta ante un mundo en guerra tiene un nombre, se llama fraternidad"


El Papa denuncia la "parálisis del sofá" y recuerda que "tenemos que defender nuestra libertad"

"Dios te está invitando a soñar, te quiere hacer ver que el mundo, contigo, puede ser diferente"

Jesús Bastante, 30 de julio de 2016 a las 20:30
"No nos pondremos a gritar contra nadie, no vamos a pelear, no queremos destruir ni insultar. Nosotros no queremos vencer el odio con más odio, la violencia con más violencia, el terror con más terror"


(Jesús Bastante).- Fraternidad. Esa es la respuesta que 1,6 millones de jóvenes dieron ante el llamado del Papa Francisco ante un mundo en guerra. Frente al odio, la división, el consumismo, la juventud "adormecida y atontada", hay que "construir puentes". Y Bergoglio invitó a la marea de gente a hacerlo, en ese mismo momento, de la manera más sencilla: tomándose todos de las manos.
La imagen, con el sol desapareciendo entre el horizonte, resultó impresionante. El Campus de la Misericordia parecía no tener fin, como la propia misericordia que pregona el Evangelio y este testigo de Jesús que es el Papa Francisco. 1,6 millones de jóvenes que traspasaron, montados en los pies de Bergoglio, la improvisada puerta de la misericordia construida en mitad del campo.
El Papa cruzó el dintel con varios jóvenes la puerta, y les pidió que permanecieran, sentados junto a él, a lo largo del altar del Campus de la Misericordia de Cracovia. Antes de sus palabras, tuvo lugar una vigilia con testimonios de tres jóvenes: Rand, de Alepo; Natalia, polaca; y Miguel, paraguayo. La guerra, el vacío y las drogas, como símbolo de algunos de los males que padecen los jóvenes de todo el mundo.
Los testimonios se acompañaban con vídeos, y representaciones. El más emotivo fue el del atentado a Juan Pablo II, y el perdón a Alí Agca en la cárcel. Juan Pablo II, Faustina Kowaslka y un tercer testigo, el Papa Francisco. La santa se acercaba a distintos jóvenes, en diferentes situaciones y problemas de sentido en sus vidas, desde el alcohol y las drogas hasta la guerra.
El Papa quiso retomar los sentimientos de los tres jóvenes en su vibrante interpelación. Comenzó por Rand, testigo de una guerra que parece no tener fin, pero que pese a todo reclamaba la oración "por su amado país". "Una historia marcada por el dolor y la guerra, que finaliza con la oración".
Para Francisco, es la oración quien puede unir un mundo dividido. "Venimos de distintas partes del mundo, distintas culturas y pueblos. Somos hijos de naciones, que quizá pueden estar enfrentadas, luchando por diversos conflictos, o incluso en guerra", subrayó el Papa. "Para nosotros, hoy, aquí, el dolor, la guerra que viven muchos jóvenes, deja de ser anónima. Tiene un nombre, un rostro, una historia". "Hoy la guerra en Siria es el dolor y el sufrimiento de muchas personas, como la joven Rand, que está aquí pidiéndonos que recemos por un país", subrayó Bergoglio.
"Basta de ciudades olvidadas, ya nunca puede haber hermanos rodeados de muerte, sintiendo que nadie les va a ayudar", proclamó el Papa, quien pidió una oración por la guerra de Siria, y por todas las guerras. "Nada justifica la sangre de un hermano, nada es más valioso que la persona que tenemos al lado".
El Papa también agradeció a Natalia y Miguel "haber compartido con nosotros vuestra batallas, vuestras guerras interiores. Nos habéis mostrado vuestras luchas, y cómo hicisteis para superarlas. Sois un signo vivo de lo que la misericordia quiere hacer en nosotros". Un plan para el que "no nos pondremos a gritar contra nadie, no vamos a pelear, no queremos destruir ni insultar. Nosotros no queremos vencer el odio con más odio, la violencia con más violencia, el terror con más terror. Nuestra respuesta a este mundo en guerra tiene un nombre: se llama fraternidad. Se llama comunión, se llama familia". Dicho esto, Francisco pidió a todos hacer realidad esa fraternidad, levantándose todos, cogerse de la mano y rezar en silencio.
Una oración frente al miedo, que esclaviza y atonta. "El miedo, la angustia, el no sentirse queridos ni valorados. El miedo a no tener otra oportunidad", denunció. Un miedo "que sólo conduce a un lugar: al encierro. Y su hermana gemela, la parálisis", donde "sentimos que no hay espacio para crecer, para crear, para soñar, en definitiva, para vivir. Es uno de los peores males que se nos puede meter en la juventud".
Junto a ella, Bergoglio subrayó otra parálisis, "todavía más peligrosa", la del "sofá". "Cuando confundimos felicidad con un sofá, creemos que para ser feliz necesitamos un buen sofá que nos ayude a estar cómodos, seguros". Un sillón mullido "contra todo tipo de dolores y temores, que nos haga quedarnos en casa.... la 'sofá-felicidad', es probablemente la parálisis silenciosa que más nos puede arruinar la juventud".
Una situación en la que, "poco a poco, sin darnos cuenta, nos vamos quedando dormidos, embobados, atontados". Recordando sus anteriores palabras sobre los "jóvenes jubilados", el Papa criticó a los "jóvenes adormecidos y atontados" mientras otros, "más vivos pero no más buenos, deciden el futuro por nosotros".
"Para muchos -denunció Francisco- es más fácil tener a jóvenes embobados, es más conveniente que tener jóvenes despiertos, inquietos, que responden al sueño de Dios y a todas las aspiraciones del corazón". El Papa preguntó a los jóvenes: "¿Queréis ser jóvenes adormecidos y atontados? ¿Queréis que otros decidan el futuro por vosotros?¿Queréis ser libres? ¿Queréis luchar por vuestro futuro?.... No estáis demasiado convencidos. ¿Queréis luchar por vuestro futuro?"
"No hemos venido al mundo para vegetar, para pasarla cómodamente, para hacer de la vida un sofá que nos adormezca. Al contrario, hemos venido para dejar una huella. Es muy triste pasar por la vida sin dejar una huella. Pero cuando optamos por la comodidad, confundir felicidad con consumir, entonces el precio que pagamos es muy, pero muy caro. Perdemos la libertad. No somos libres para dejar huella. Éste es el precio", advirtió Bergoglio, quien volvió a denunciar que "hay mucha gente que quiere que los jóvenes no sean libres. Hay gente que no os quiere, que os quiere atontados, adormecidos, pero nunca libres. Tenemos que defender nuestra libertad".
Frente a esas drogas, las ilegales, pero también las "legalmente aceptadas", el Papa contrapuso la figura de Jesús, "el Señor del riesgo, el Señor del 'siempre más allá'". Un camino complicado, porque "para seguir a Jesús hay que tener coraje, valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que nos ayuden a caminar por caminos nunca soñados, y menos pensados, que abran nuevos horizontes, capaces contagiar la alegría que sale del amor de Dios"
"Andar por los caminos siguiendo la locura de nuestro Dios, que nos enseña a encontrarlo en el hambriento, en el sediento, en el desnudo, en el enfermo, en el amigo caído en desgracia, en el preso, en el emigrante, en el vecino que está solo", en cada uno de los rostros en los que está Jesús. "Id por los caminos de nuestro Dios que nos invita a ser actores políticos, personas que piensan, animadores que nos incitan a pensar en una economía más solidaria que ésta".
No es fácil, "eso significa ser valientes, ser libres", y sólo es para unos elegidos. "Sí, es verdad, y esos elegidos son todos aquellos que estén dispuestos a compartir su vida con los demás". Experimentar. "Dios espera algo de ti. Quiere algo de ti, te espera a ti, Dios viene a romper nuestras clausuras, a abrir las puertas de nuestras vidas, de nuestras visiones, de nuestras miradas. Viene a abrir aquello que te encierra. Dios te está invitando a soñar, te quiere hacer ver que el mundo, contigo, puede ser diferente. Si no pones lo mejor de ti mismo, el mundo no será diferente. Es un desafío".
Un reto: cambiar el mundo, que precisa de "jóvenes con las botas puestas, titulares en el campo (no hay espacio para suplentes". Porque "el mundo de hoy os pide que seáis protagonistas de la historia, porque la vida es hermosa siempre y cuando queramos vivirla, siempre y cuando queramos dejar una huella. La historia nos pide que defendamos nuestra dignidad".
"El Señor quiere realizar uno de los mayores milagros", fue concluyendo Francisco, in crescendo, como acostumbra siempre que se encuentra con los jóvenes: "Que tus manos, mis manos, se transformen en signos de reconciliación, de comunión, de creación. Él quiere tus manos para seguir construyendo el mundo de hoy. Él quiere construirlo contigo. Y tú, ¿qué respondes? ¿Sí o no?" Porque "su apuesta siempre es al futuro, al mañana. Jesús te proyecta al horizonte, no al museo".
Un desafío en el que los jóvenes deben "tener el coraje de enseñarnos a nosotros, los adultos, que es más fácil construir puentes que levantar muros", que " hay que aprender a convivir en la diversidad, en el diálogo, en la multiculturalidad, no como una amenaza, sino como una oportunidad".
Construir puentes. ¿Cómo? "¿Sabéis cuál es el primer puente que podemos construir? Uno que podemos construir aquí y ahora. Estrecharnos las manos. Hacedlo ahora. Daos la mano, todos. Con este puente vamos adelante. Estrechar la mano", un 1,6 millones de jóvenes se dieron la mano y la alzaron al cielo. "Que este puente sea semilla para muchos otros. ¿Te animas? ¿Te animas? ¿Qué respondéis? Quiero ver tus manos y tus pies al Señor que es Camino, Verdad y Vida. El Señor bendiga vuestros sueños".

Cortesía de http://www.periodistadigital.com/


El Papa pide a sacerdotes y consagrados “ser escritores vivos del Evangelio” en los que sufren


“El discípulo no rechaza hacerse preguntas; cada día hay que educar el corazón”, proclama Francisco

Advierte de “la tentación de quedarse un poco encerrados, por miedo o por comodidad, en nosotros mismos”

Jesús Bastante, 30 de julio de 2016 a las 10:48
 "Jesús busca corazones abiertos y tiernos con los débiles, nunca duros; corazones dóciles y transparentes, que no disimulen ante los que tienen la misión en la Iglesia de orientar en el camino"


(Jesús Bastante).- Uno de los momentos que el Papa Francisco ha impuesto durante sus viajes es un encuentro con sacerdotes, religiosos y seminaristas del país que visita. Una reunión en la que el Pontífice suele arriesgar, se vuelca exigir responsabilidad y servicio a los principales servidores del Evangelio. Esta mañana no fue una excepción. En el santuario dedicado a san Juan Pablo II, y ante miles de consagrados, Bergoglio advirtió a los religiosos de latentación de "quedarnos encerrados" y les pidió "salir al descubierto", para "seguir escribiendo" el Evangelio. "Sed escritores vivos del Evangelio", les pidió.


Francisco quiso hacer hincapié durante su homilía en tres conceptos: "Un lugar, un discípulo y un libro". El lugar, la casa donde los discípulos se encerraron tras la muerte de Jesús, y el Señor les trae su paz y le envía. "Él desea desde el principio que la Iglesia esté de salida, que vaya al mundo", y que lo haga como el propio Cristo, "no como un poderoso, sino en forma de siervo".

"Llama la atención el contraste -señaló el Papa-: mientras que los discípulos cerraban las puertas por temor, Jesús los envía a una misión; quiere que abran las puertas y salgan a propagar el perdón y la paz de Dios con la fuerza del Espíritu Santo".

Hoy, esa llamada "es también para nosotros". En su santuario, Francisco recordó algunas de las palabras más recordadas de san Juan Pablo II: "¡Abrid las puertas!". Sin embargo, el Papa advirtió que "en nuestra vida como sacerdotes y personas consagradas, se puede tener con frecuencia la tentación de quedarse un poco encerrados, por miedo o por comodidad, en nosotros mismos y en nuestros ámbitos".

Jesús indica otra dirección: "Salir de nosotros mismos. Es un viaje sin billete de vuelta", que implica la entrega total. Porque "a Jesús no le gustan los recorridos a mitad, las puertas entreabiertas, las vidas de doble vía. Pide ponerse en camino ligeros, salir renunciando a las propias seguridades, anclados únicamente en él".

"Servicio y disponibilidad", así debe ser la vida de los más cercanos a Jesús. "Una vida en la que no hay espacios cerrados ni propiedad privada para nuestras propias comodidades". "Quien ha optado por configurar toda su existencia con Jesús ya no elige dónde estar, sino que va allá donde se le envía, dispuesto a responder a quien lo llama; tampoco dispone de su propio tiempo. La casa en la que reside no le pertenece, porque la Iglesia y el mundo son los espacios abiertos de su misión".

Así pues, el Papa invitó a sacerdotes y religiosos a huir "de las situaciones gratificantes que lo pondrían en el centro; los estrados vacilantes de los poderes del mundo", y les pidió "no perder el tiempo en proyectar un futuro seguro y bien remunerado, para evitar el riesgo convertirse en aislado y sombrío, encerrado entre las paredes angostas de un egoísmo sin esperanza y sin alegría".

"Contento con el Señor, no se conforma con una vida mediocre, sino que tiene un deseo ardiente de ser testigo y de llegar a los otros; le gusta el riesgo y sale, no forzado por caminos ya trazados, sino abierto y fiel a las rutas indicadas por el Espíritu: contrario al «ir tirando», siente el gusto de evangelizar".

La segunda palabra es la del discípulo, Tomás, el único que se menciona en el pasaje evangélico. "En su duda y su afán de entender -y también un poco terco-, este discípulo se nos asemeja un poco, y hasta nos resulta simpático. Sin saberlo, nos hace un gran regalo: nos acerca a Dios, porque Dios no se oculta a quien lo busca".

"Para nosotros, los discípulos, es muy importante poner nuestra humanidad en contacto con la carne del Señor, es decir, llevarle a él, con confianza y total sinceridad, hasta el fondo, lo que somos", proclamó Bergoglio, quien pidió buscar a Dios "con una oración que sea transparente y no se olvide de confiar y encomendar las miserias, las dificultades y las resistencias".

Y es que, como sucedió con Tomás, "el corazón de Jesús se conquista con la apertura sincera, con los corazones que saben reconocer y llorar las propias debilidades, confiados en que precisamente allí actuará la divina misericordia". ¿Qué es lo que nos pide Jesús? "Quiere corazones verdaderamente consagrados, que viven del perdón que han recibido de él, para derramarlo con compasión sobre los hermanos. Jesús busca corazones abiertos y tiernos con los débiles, nunca duros; corazones dóciles y transparentes, que no disimulen ante los que tienen la misión en la Iglesia de orientar en el camino".

No exige obediencia ciega, sino que "el discípulo no rechaza hacerse preguntas, tiene la valentía de sentir la duda y de llevarla al Señor, a los formadores y a los superiores, sin cálculos ni reticencias. El discípulo fiel lleva a cabo un discernimiento atento y constante, sabiendo que cada día hay que educar el corazón, a partir de los afectos, para huir de toda doblez en las actitudes y en la vida".

El último concepto, el Evangelio, donde "queda espacio para los signos que podemos hacer nosotros, que hemos recibido el Espíritu del amor y estamos llamados a difundir la misericordia". Porque "el Evangelio, libro vivo de la misericordia de Dios, que hay que leer y releer continuamente, todavía tiene al final páginas en blanco: es un libro abierto, que estamos llamados a escribir con el mismo estilo, es decir, realizando obras de misericordia".

En este punto, Francisco preguntó a los presentes: "¿Cómo están las páginas del libro de cada uno de vosotros? ¿Se escriben cada día? ¿Están escritas sólo en parte? ¿Están en blanco?". Y culminó pidiendo a la Virgen que "nos dé la gracia de ser escritores vivos del Evangelio; nos enseñe a curar concretamente las llagas de Jesús en nuestros hermanos y hermanas necesitados, de los cercanos y de los lejanos, del enfermo y del emigrante, porque sirviendo a quien sufre se honra a la carne de Cristo. Que la Virgen María nos ayude a entregarnos hasta el final por el bien de los fieles que se nos han confiado y a sostenernos los unos a los otros".

"Queridos hermanos y hermanas, cada uno de nosotros guarda en el corazón una página personalísima del libro de la misericordia de Dios: es la historia de nuestra llamada, la voz del amor que atrajo y transformó nuestra vida", concluyó. "Reavivemos hoy, con gratitud, la memoria de su llamada, más fuerte que toda resistencia y cansancio".

Cortesía de http://www.periodistadigital.com/

viernes, 29 de julio de 2016

El Papa denuncia la "crueldad " de la "cultura del descarte" que abandona "a los más frágiles"


Francisco pide "poner en el centro de la atención social y política las personas más desfavorecidas"


Emotiva visita del Santo Padre a medio centenar de menores ingresados en el Hospital Pediátrico de Prokocim

Jesús Bastante, 29 de julio de 2016 a las 16:44

 "Cómo quisiera que, como cristianos, fuésemos capaces de estar al lado de los enfermos como Jesús, con el silencio, con una caricia, con la oración"

(Jesús Bastante).- En el Año de la Misericordia, no podía faltar una visita del Papa a los más débiles, los más pequeños. Los niños enfermos del Hospital Pediátrico Universitario de Prokocim recibieron la visita de Francisco, quien entre llantos y risas, lanzó un grito contra la "cultura del descarte" que contamina nuestra sociedad, y cuyas "víctimas son, precisamente, las personas más débiles, más frágiles; esto es una crueldad".
Acompañado por el primer ministro polaco, Francisco quiso "escuchar a cada uno de vosotros, y juntos guardar silencio ante las preguntas para las que no existen respuestas inmediatas", como la enfermedad de un niño. Francisco se detuvo, uno a uno, con cada uno del medio centenar de niños y adolescentes, la mayor parte de los cuales siguió sus palabras en silla de ruedas. Los acarició y los besó, preguntó por su salud. Se hizo presente.
Como Jesús, que en el Evangelio "encuentra a los enfermos, los acoge, y también va con gusto a encontrarlos". "Cómo quisiera que, como cristianos, fuésemos capaces de estar al lado de los enfermos como Jesús, con el silencio, con una caricia, con la oración", soñó Francisco.
Y, sin embargo, "nuestra sociedad, por desgracia, está contaminada por la cultura del «descarte», que es lo contrario de la cultura de la acogida. Y las víctimas de la cultura del descarte son precisamente las personas más débiles, más frágiles; esto es una crueldad". Frente a ello, cuidadores, familiares y voluntarios que acogen y cuidan a los más débiles. "Gracias por este signo de amor que nos ofrecéis. Esto es el signo de la verdadera civilización, humana y cristiana: poner en el centro de la atención social y política las personas más desfavorecidas".
Francisco también tuvo palabras de aliento para las familias que, "a veces, se encuentran solas para hacerse cargo de ellos". Por ello, pidió que "multipliquemos las obras de la cultura de la acogida", puesto que "servir con amor y ternura a las personas que necesitan ayuda nos hace crecer a todos en humanidad; y nos abre el camino a la vida eterna: quien practica las obras de misericordia, no tiene miedo de la muerte".
Estas fueron las palabras del Papa:
Queridos hermanos y hermanas:
No podía faltar, en esta mi visita a Cracovia, el encuentro con los pequeños ingresados en este hospital. Os saludo a todos y agradezco de corazón al Primer Ministro las amables palabras que me ha dirigido. Me gustaría poder estar un poco cerca de cada niño enfermo, junto a su cama, abrazarlos uno a uno, escuchar por un momento a cada uno de vosotros y juntos guardar silencio ante las preguntas para las que no existen respuestas inmediatas. Y rezar.
El Evangelio nos muestra en repetidas ocasiones al Señor Jesús que encuentra a enfermos, los acoge, y también que va con gusto a encontrarlos. Él siempre se fija en ellos, los mira como una madre mira al hijo que no está bien, siente vibrar dentro de ella la compasión.
Cómo quisiera que, como cristianos, fuésemos capaces de estar al lado de los enfermos como Jesús, con el silencio, con una caricia, con la oración. Nuestra sociedad, por desgracia, está contaminada por la cultura del «descarte», que es lo contrario de la cultura de la acogida. Y las víctimas de la cultura del descarte son precisamente las personas más débiles, más frágiles; esto es una crueldad. Sin embargo es hermoso ver que, en este hospital, los más pequeños y necesitados son acogidos y cuidados. Gracias por este signo de amor que nos ofrecéis. Esto es el signo de la verdadera civilización, humana y cristiana: poner en el centro de la atención social y política las personas más desfavorecidas.
A veces, las familias se encuentran solas para hacerse cargo de ellos. ¿Qué hacer? Desde este lugar, donde se ve el amor concreto, diría: multipliquemos las obras de la cultura de la acogida, obras animadas por el amor cristiano, el amor a Jesús crucificado, a la carne de Cristo. Servir con amor y ternura a las personas que necesitan ayuda nos hace crecer a todos en humanidad; y nos abre el camino a la vida eterna: quien practica las obras de misericordia, no tiene miedo de la muerte.
Animo a todos los que han hecho de la invitación evangélica a «visitar a los enfermos» una opción personal de vida: médicos, enfermeros, todos los trabajadores de la salud, así como los capellanes y voluntarios. Que el Señor os ayude a realizar bien vuestro trabajo, en este como en cualquier otro hospital del mundo. Y os recompense dándoos paz interior y un corazón siempre capaz de ternura.
Gracias a todos por este encuentro. Os llevo conmigo en el afecto y la oración. Y también vosotros, por favor, no os olvidéis de rezar por mí.

Cortesía de http://www.periodistadigital.com/ 

jueves, 28 de julio de 2016

“LOS TESOROS DEL REINO”


Comentario domingo XVIII del tiempo ordinario ciclo "c"

“Ser rico no es malo; lo malo es no saber ser “rico” ni qué hacer con las “riquezas”; es decir, lo malo está en el “uso” que se le da´. Tener no es malo; lo malo es no saber qué hacer con lo que se tiene; sean “riquezas económicas, intelectuales, sociales, políticas o espirituales”.

Todo lo que somos y tenemos, Nuestro Padre Dios quiere que lo usemos para “servir a los demás”; proporcionar gozo y felicidad a nuestros prójimos como lo hizo Jesús, que siendo RICO, se hizo pobre para enriquecernos con su “riqueza”. Hay que esforzarse y trabajar para producir; multiplicar los “talentos” que el Señor nos ha dado y así poder compartir sus frutos enriqueciendo a los demás.

“Desead los bienes de arriba que son los eternos”, nos dice el apóstol Pablo (2da. Lectura); los que no se acaban ni se desgastan, ni los “ladrones pueden robarlo ni la “polilla” puede comérselos”. Atesoremos esos “bienes” que son los “tesoros del Reino”; no seamos “necios” sino prudentes y Sabios. Esos tesoros te hacen crecer en el AMOR que perdura para siempre; la Justicia y la Verdad que te proporcionan PAZ.

Rico es verdaderamente aquel que no necesita nada y todo lo que tiene lo comparte y por eso se le multiplica. La avaricia (codicia) hace sentir al ser humano insatisfecho; nunca se siente feliz con lo que tiene y siempre quiere tener más y más; seguir acumulando para sí mismo. Su egoísmo lo encierra en un espiral que no le permite disfrutar ni lo que tiene; vive angustiado y al final de su vida se siente frustrado porque descubre que teniéndolo todo, no tiene nada, Ha arruinado su vida y termina siendo un “eterno y miserable condenado”. ¡Señor, líbranos de la codicia y de toda vanidad! Amén

Pbro. Pablo Urquiaga.
Imagen de Cerezo Barredo

Francisco: "Dios nos salva haciéndose pequeño, cercano y concreto"

Cientos de miles de polacos se echan a la calle para acompañar al Papa en Czestochowa

Llama a la Iglesia a "escuchar, compartiendo las alegrías y las fatigas de la gente"

Jesús Bastante, 28 de julio de 2016 a las 11:29
"Dios se sienta a la mesa con nosotros, sueña la comunión con nosotros" 

(Jesús Bastante).- "Dios nos salva haciéndose pequeño, cercano y concreto". Estas han sido las tres claves de la homilía que el Papa Francisco acaba de pronunciar en la explanada del santuario de Czestochowa. Ante la "Virgen Negra", tan venerada por san Juan Pablo II, Bergoglio ha apuntalado la misión de la Iglesia:"escuchar, comprometernos y hacernos cercanos, compartiendo las alegrías y las fatigas de la gente, de manera que se transmita el Evangelio de la manera más coherente y que produce mayor fruto: por irradiación positiva, a través de la transparencia de vida".

"Obrar en la pequeñez y acompañar de cerca, con corazón sencillo y abierto",pidió Franciso a los cientos de miles de fieles que se echaron a la calle en el primer baño de masas de este Papa en Polonia. Rodeado por la gente, el Papa se dirigió al santuario de Jasna Gora, donde se venera la imagen de la Virgen, tan querida por San Juan Pablo II. Bergoglio celebró con toda la nación polaca los 1050 años del Bautismo de Polonia. Y lo de "toda la nación", en este caso, resulta casi literal: el gentío llegaba hasta donde se perdía la vista. Toda Czestochowa estaba allí, junto al Papa Francisco.

Antes de la misa, el Papa se detuvo a visitar a las hermanas de la presentación en su convento de Cracovia, y al arzobispo emérito de Cracovia, cardenal Franciszek Macharski, que se encuentra en el hospital. Ya en Czestochowa, el Papa se detuvo aorar ante la Virgen Negra, antes de arrancar la multitudinaria celebración. El primer baño de masas de Bergoglio en Polonia, a la espera de que esta tarde se reúna, por fin, con los jóvenes, en el Campo de la Misericordia de Cracovia.
El pasaje de las bodas de Caná fue el texto evangélico elegido por Francisco para señalar el "hilo divino" que teje la historia de la Salvación. "Dios mandó a su hijo nacido de mujer, ese es el gran plan de Dios"."Cuando Dios se hizo hombre, la humanidad no estaba bien preparada, no había una edad de oro", apuntó el Papa, quien recordó cómo la venida de Dios al mundo "fue un acto de amor, de la manera más simple, como la más pequeña de las semillas que germinan y crecen".
Y es que contrariamente a lo que se esperaba, "el Reino de Dios no viene imponente, para llamar la atención, sino desde la pequeñez, desde la humildad". Un anuncio que se cumple en Caná de Galilea. "No es un gesto grandioso, ni una intervención que resuelve una cuestión política importante, como la sumisión del pueblo al dominio romano... Viene en un pequeño, en un simple milagro, que alegra a los novios de una familia anónima. El agua que se torna en vino en la fiesta es un gran signo, porque revela a un Dios que se sienta a la mesa con nosotros, que sueña la comunión con nosotros".
Porque, señaló el Papa, "Dios no mantiene las distancias, es un Dios cercano y concreto, sin decidir nuestro puesto y sin ocuparse de cuestiones de poder". "Dios nos salva haciéndose pequeño, cercano y concreto". Pequeño, porque es a los pequeños a los que se les revela el Reino de Dios. "Ellos son considerados grandes a sus ojos. Se oponen a la soberbia de la vida, que viene del mundo. Los pequeños hablan su misma lengua, el amor humilde, que es libre. Dios llama a personas simples, disponibles, a ser sus portavoces".
"Pensemos en tantos hijos e hijas de vuestro pueblo. Hay mártires que han hecho resplandecer la fuerza del Evangelio", subrayó Bergoglio, quien agradeció "a las personas simples, pero extraordinarias, que han sabido testimoniar el amor de Dios en las grandes pruebas".
 "Del mismo modo, Dios es cercano, y su reino está cerca. El Señor no quiere venir al mundo como un soberano potente y distante, no quiere estar en un trono con un libro de historia, sino que ama entrar en nuestro día a día, y caminar con nosotros", añadió el Papa, quien recordó "el don de un milenio abundante de fe, es bello agradecer a Dios, que ha caminado con vuestro pueblo, tomándolo por la mano, como un papá al niño, y acompañándolo en tantas situaciones".

"Como Iglesia estamos llamados siempre a escuchar, a envolver, a estar cerca de las fatigas de la gente, para que el Evangelio sea más coherente y dé mayor fruto, a través de la transparencia de la vida", recordó.
Finalmente, "Dios es concreto". De la lectura de hoy emerge que todo lo que hace Dios es concreto. La sabiduría divina obra como artífice...el Verbo se hace carne, nace de una madre, y nos hace partícipes de una fiesta. "Con personas y situaciones concretas, aunque vuestra historia, empastada de Evangelio, cruz y fidelidad a la Iglesia,transmitida de familia en familia, de padres a hijos y sobre todo de las madres y las abuelas...", apuntó el Papa, y la multitud prorrumpió en una larga ovación.
Cortesía de http://www.periodistadigital.com/

Francisco y la "guerra de religiones"


Dios es la víctima

"ISIS le apunta a él como objetivo último y simbólico"

José Manuel Vidal, 28 de julio de 2016 a las 08:57
"Los fanáticos que matan en nombre del Islam son la perversión de la religión de Mahoma. Porque quien degüella a un sacerdote diciendo misa hace correr la sangre del inocente sobre el rostro del propio Islam"
(José Manuel Vidal).- Perfecto conocedor de la estrategia comunicativa (no en vano es el mayor icono mediático global), Francisco sabe que los medios de comunicación quieren beberse sus primeras palabras sobre el bárbaro asesinato de uno de sus curas, a los pies del altar de una parroquia normanda, cuando celebraba el sacrificio de la eucaristía. Y, una vez más, utiliza la expectante curiosidad de los medios, para lanzar su mensaje claro, rotundo, contundente: "Estamos en guerra, pero no de religiones".
Un mensaje que no deja lugar a dudas ni a interpretaciones. Aunque el Papa, sabedor de lo mucho que a algunos les gusta convertirse en su oráculo, lo explica. Y, por si quedaba algún resquicio a la duda, vuelve a repetir: "Las religiones, todas las religiones quieren la paz. La guerra la quieren otros. ¿Entendido?"
Es la "Tercera guerra mundial a pedazos"contra la que viene clamando desde su llegada al solio pontificio. Una guerra "menos orgánica", pero igual de mortífera, y ocasionada por "intereses, por dinero, por los recursos de la naturaleza o por el dominio de los pueblos". No es una guerra de Dios ni entre dioses, pero se lleva por delante a "este santo sacerdote" y a otros muchos, muchísimos inocentes.
"El mundo está en guerra, porque ha perdido la paz", dice el Papa. Pero no por culpa de las religiones ni del Islam, al que se sigue negando a identificar con violencia y el terrorismo. Los fanáticos que matan en nombre del Islam son la perversión de la religión de Mahoma. Porque quien degüella a un sacerdote diciendo misa hace correr la sangre del inocente sobre el rostro del propio Islam.
Francisco sabe que el ISIS le apunta a él como objetivo último y simbólico. Su postura es "insoportable" para los yihadistas. Porque Francisco es el Papa que lava los pies también a los musulmanes el día de Jueves Santo y brilla como el abanderado mundial de la convivencia entre las religiones y de la paz entre las culturas.
El Papa deja claro, una vez más, que en esta espiral abominable Dios no entra para nada. Más aún, es quizás "la victima" principal. Y lo subraya incluso para sus propios rigoristas (que también los hay en la Iglesia católica) y que, hoy mismo, clamaban por la cruzada y llamaban a la venganza en nombre de Dios desde sus terminales mediáticas.
Denuncia de la verdad de la guerra y anuncio de la esperanza, que es la virtud que hace mover a los jóvenes y que encarna, a la perfección, un pueblo como el polaco, tantas veces perseguido y mártir, pero, de nuevo, en pié y mirando al futuro. Por eso, en su primer discurso en la patria de Juan Pablo II, el Papa Francisco invitó a los políticos aencontrar en su historia la valentía para los desafíos presentes.
Y en una nación dominada por la derecha política, a veces un tanto xenófoba, y en el castillo de Wawel, símbolo de la identidad católica polaca, el Papa se envolvió en su traje de profeta y pidió a las autoridades del país "un suplemento de sabiduría y de misericordia, para superar los miedos" y "acoger a los que huyen de la guerra y del hambre".
En un país tan profundamente católico, dirigido por una jerarquía sumamente conservadora que secunda el cierre de fronteras de sus líderes políticos, Francisco repetirá a los obispos el mismo mensaje, más cargado de bombo, si cabe. Consciente de que sus 'halcones', como Burke y Sarah, llaman a las armas.
En un encuentro privado en la catedral de Cracovia, donde Francisco fue acogido con frialdad y tímidos aplausos protocolarios de la jerarquía polaca que, en éste como en otro temas, se alinea con los halcones. "Su" Papa sigue siendo Juan Pablo II. Francisco tendrá que ganarse a los obispos polacos para su primavera de misericordia y contra la tercera guerra mundial a pedazos. O echarlos. O sufrirlos.
Cortesía de http://www.periodistadigital.com/

lunes, 25 de julio de 2016

Ningún Papa fue tan lejos en la condena del capitalismo


Michael Löwy es un sociólogo y filósofo franco-brasilero, profundo conocedor del pensamiento cristiano latinoamericano. Vale la pena oír su voz en esta entrevista dada al «Correio da Cidadania» del 21/06/2016. He aquí una parte de la entrevista:
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La encíclica «Laudato Si’» ataca frontalmente el sistema capitalista. ¿Qué significa esto viniendo de un Papa?
Bergoglio no es marxista y la palabra «capitalismo» no aparece en la Encíclica. Pero queda muy claro que para él los dramáticos problemas ecológicos de nuestra época resultan de los «engranajes de la actual economía globalizada», engranajes que constituyen un sistema global, «un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso». ¿Cuáles son para Francisco estas características «estructuralmente perversas»? Ante todo, es un sistema en el cual predominan «los intereses ilimitados de las empresas» y «una discutible racionalidad económica», una racionalidad instrumental que tiene como único objetivo aumentar el lucro. Para el Papa, esta perversidad no es propia de uno u otro país, sino de «un sistema mundial, donde predominan la especulación y el principio de maximización del lucro, y una búsqueda de rentabilidad financiera que tiende a ignorar todo el contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente. Así, se manifiesta la íntima relación entre degradación ambiental y degradación humana y ética».

 La obsesión del crecimiento ilimitado, el consumismo, la tecnocracia, el dominio absoluto del dinero y la divinización del mercado son otras características perversas del sistema. En su lógica destructiva, todo se reduce al mercado y al «cálculo financiero de costes y beneficios». Pero sabemos que «el medio ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos de mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente». El mercado es incapaz de tener en cuenta valores cualitativos, éticos, sociales, humanos o naturales, es decir, «valores que exceden cálculos». 

El poder “absoluto” del capital financiero especulativo es un aspecto esencial del sistema, como reveló la reciente crisis bancaria. El comentario de la Encíclica es contundente: «la salvación de los bancos a toda costa, haciendo pagar el precio a la población, confirma el dominio absoluto de las finanzas que no tienen futuro y sólo puede generar nuevas crisis, después de una larga, costosa y aparente cura».

Asociando siempre la cuestión ecológica y la cuestión social, Francisco constata: «la misma lógica que dificulta tomar medidas drásticas para invertir la tendencia al calentamiento global es la que no permite cumplir con el objetivo de erradicar la pobreza». Existe una larga tradición de crítica del capitalismo liberal, o de los “excesos” del capital en la Iglesia Católica, pero ningún Papa fue tan lejos en condenarlo como Francisco.
¿Qué tiene que enseñar la Teología de la Liberación a la izquierda mundial, considerando sus diferentes corrientes de pensamiento?
En primer lugar, ella nos enseña que la religión puede ser otra cosa, diferente del simple “opio del pueblo”. Además, Marx y Engels ya habían previsto la posibilidad de movimientos religiosos con una dinámica anticapitalista. La izquierda debe tratar con respeto las convicciones religiosas y considerar a los militantes cristianos de izquierda como parte esencial del movimiento de emancipación de los oprimidos. La teología de la liberación nos enseña también la importancia de la ética en el proceso de concienciación y la prioridad del trabajo de base, junto a las clases populares, en sus barrios, iglesias, comunidades rurales y escuelas.
¿La iglesia católica en Brasil está alineada con el Papa Francisco?
Buena parte de los obispos de la CNBB está alineada con Francisco. A algunos incluso les gustaría que fuese más lejos. Otros, por el contrario, piensan que está poniendo en peligro la doctrina de la fe y tratan de poner obstáculos a sus propuestas. Pero la Iglesia brasilera, a pesar de sus límites, en particular en lo que concierne al derecho de las mujeres sobre sus cuerpos –divorcio, contracepción, aborto– es una de las más progresistas del mundo católico.
La «Opción Preferencial por el Pobre», conjunto de ideas y acciones prácticas contrarias a la lógica de acumulación y retención de capital del actual sistema político y económico, si se lleva plenamente a la práctica resultará en confrontaciones violentas. ¿Cómo se posicionaría el Papa en este escenario, según usted?
La Iglesia tradicionalmente busca «evitar» los confrontamientos violentos. Pero en la Conferencia de Medellín de los obispos latinoamericanos, en 1968, fue adoptada una resolución importante que reconoce el derecho de insurrección del pueblo contra tiranías y estructuras opresivas. Como sabemos, algunos miembros del clero llevaron su opción libertaria y su compromiso con la lucha de los pobres hasta las últimas consecuencias, participando en movimientos armados de emancipación

. Fue el caso de Camilo Torres en Colombia, que decidió unirse al Ejército de Liberación Nacional y murió en combate en 1966. Pocos años después, un grupo de jóvenes dominicos dio su apoyo a la ALN, dirigida por Carlos Marighella, en la lucha contra la dictadura militar. Y en la década de 1970, los hermanos Cardenal y varios otros religiosos participaron en el Frente Nacional de Liberación de Nicaragua. Es difícil prever, en el momento actual, qué tipo de «confrontaciones violentas» se darán contra el sistema capitalista, y menos aún cuál será la posición.
Cortesía de https://leonardoboff.wordpress.com