martes, 11 de octubre de 2016

LA RESISTENCIA INDÍGENA


Las tierras Americanas fueron habitadas durante miles de años por nuestros ancestros aborígenes que poblaban los territorios de Méjico hasta la Patagonia. El imperio MAYA en Méjico, Guatemala y el resto de Centro América y el Imperio INCA en el PERU de Sur América; junto con los CARIBES en las Islas Antillas eran las civilizaciones más famosas. Los GUARANÍES de PARAGUAY Y ARGENTINA junto a los “QUECHUAS” del ECUADOR eran otras razas y tribus que vivían en nuestras tierras. Estas civilizaciones poseían una rica CULTURA propia de su raza; idiomas propios, costumbres y ritos religiosos autóctonos que los hicieron vivir en PAZ durante milenios. En el año 1942, el 12 de Octubre, un intruso llamado “Cristóbal Colón” tocó tierra en una de nuestras islas donde fue recibido por nuestros aborígenes con amabilidad y generosidad, virtudes que caracterizaban a nuestros ancestros. Allí lo recibieron a él y a toda la tripulación de sus naves y éstos, aprovechándose de la inocencia de nuestros aborígenes, abusaron de ellos y los engañaron robándoles el oro que colgaba de sus narices y orejas a cambio de “espejitos de colores”. Este usurpador venía en nombre del Imperio Español para llegar a las Indias y fue por eso que les puso a nuestros aborígenes el nombre de “indios”. El venía a saquear en el nombre del Imperio; a conquistar nuevas tierras para apropiárselas y convertir a sus habitantes en esclavos. Y así lo hizo. Nuestros ancestros reaccionaron y fueron asesinados sus mejores “caciques”. De ellos nació la: RESISTENCIA INDÍGENA pues no quisieron sometérseles.

Colón, el esbirro colonizador, venía a imponer también la cultura del Imperio y con ella una “religión extraña”. Junto con la espada venía una “cruz” que querían imponer a todos(as) con la amenaza de que si no la aceptaban se iban a “condenar”. Tal fue el caso del cacique “Hatuey” (Taino de Cuba) y de Waicaipuro (Venezuela) y de muchos otros Caciques que no aceptaron tal imposición y se revelaron. Cuando lo iban a ejecutar, quemándolos vivos en una hoguera, el sacerdote se les acercó y le dijo: Acepta el bautismo y conviértete para que vayas al “cielo”. El Cacique mirando a los que lo ejecutaban decían: ¿y éstos van al cielo? El sacerdote contestaba: ¡Claro, ellos son católicos! Entonces ellos contestaban: Nosotros no queremos ir al cielo si ellos van allí ya que no queremos encontrarnos con ellos jamás. Y morían sin “bautizo”. Ciertamente ellos no rechazaron la doctrina del Maestro Jesús de Nazaret sino a la “religión adulterada” de aquellos usurpadores asesinos y colonizadores implacables.

No todos los “colonizadores y misioneros sacerdotes” fueron iguales; algunos de ellos se opusieron a aquellos maltratos y se pusieron del lado de los “indios” y los defendieron y hasta dieron sus vidas por ellos como hicieron los Jesuitas en las “misiones de Iguazú” (Paraguay). Es por eso que en su nombre, queremos honrar hoy la memoria de todos los que resistieron en aquel tiempo el genocidio del Imperio Español y de la Iglesia Romana en nombre de su “dios” y de su “religión imperial” al cometer la osadía de creerse “dueños del mundo” imponiéndose con la “espada y con la cruz”. ¡Dignifiquemos su cultura y su raza! Amén

                                                 Pbro. Pablo Urquiaga. Caricuao, 12 de Octubre del 2016  

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