domingo, 2 de octubre de 2016

Papa Francisco: No estamos llamados a servir de vez en cuando, sino a vivir sirviendo


Comienza la segunda etapa del viaje del Papa Francisco: Azerbaiyán


Papa Francisco comenzó la segunda y última etapa del XVI Viaje Apostólico internacional de su Pontificado con la celebración de la Santa Misa en la Iglesia de la Inmaculada en el centro salesiano de la capital de Azerbaiyán.
En su homilía reflexionó sobre dos aspectos esenciales de la vida cristiana: la fe y el servicio.

“No favorece nuestros deseos de cambiar el mundo y a los demás de manera inmediata y continuamente, sino que busca ante todo curar el corazón, el mío, el tuyo, el corazón de cada uno; Dios cambia el mundo cambiando nuestros corazones, y esto no puede hacerlo sin nosotros”, expresó el Papa, añadiendo que “cuando Dios encuentra un corazón abierto y confiado, allí puede hacer sus maravillas”.

Durante su intervención el Pontífice recordó que la fe “no es una fuerza mágica que baja del cielo, no es una «dote» que se recibe de una vez para siempre, ni tampoco un superpoder que sirve para resolver los problemas de la vida. Porque una fe concebida para satisfacer nuestras necesidades sería una fe egoísta, totalmente centrada en nosotros mismos. No hay que confundir la fe con el estar bien o sentirse bien, con el ser consolados para que tengamos un poco de paz en el corazón”.

El Papa unió la fe y el servicio: “Cuando a la fe se enlaza el servicio, el corazón se mantiene abierto y joven, y se ensancha para hacer el bien” y explicó que “no estamos llamados a servir sólo para tener una recompensa, sino para imitar a Dios, que se hizo siervo por amor nuestro. Y no estamos llamados a servir de vez en cuando, sino a vivir sirviendo”.

Pero el Papa también quiso alertar de una tentación la de ser “demasiado activos”: “Entonces, el servicio se convierte en un medio y no en un fin, porque el fin es ahora el prestigio, después vendrá el poder, el querer ser grandes”. “Permaneced siempre unidos, viviendo humildemente en caridad y alegría; el Señor, que crea la armonía en la diferencia, os custodiará”, finalizó el Papa recordando las palabras de Santa Teresa de Calcuta: “El fruto de la fe es el amor; el fruto del amor es el servicio; y el fruto del servicio es la paz”.

Cortesía de http://es.aleteia.org/


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